El Gobierno de Alemania se resquebraja y Scholz quiere pedir un voto de confianza

El canciller alemán Olaf Scholz anunció esta noche la destitución del ministro de Finanzas, Christian Lindner.

El Partido Democrático Libre (FDP, por sus siglas en alemán) se retira del Gobierno después de que el canciller Olaf Scholz destituyera al ministro de Finanzas, Christian Lindner, presidente de la mencionada formación política, informan medios alemanes.

El FDP retira a todos sus ministros del Gobierno federal, según anunció el líder del grupo parlamentario, Christian Dürr. La medida afectará a los titulares de las carteras de Justicia, de Transporte y de Educación.

La decisión pone fin al llamado 'gobierno semáforo', la coalición gobernante formada hasta ahora por el partido socialdemócrata SPD, Los Verdes y el liberal FDP.

Scholz anunció esta noche la destitución de Lindner, a quien acusó de "andar con rodeos cuando las cosas se ponen difíciles" y de "preocuparse la supervivencia a corto plazo de su propio partido" en lugar de "comprometerse con el interés de todos los ciudadanos".

Asimismo, Scholz explicó en un comunicado que quiere pedir un voto de confianza en el Bundestag la primera semana después del receso invernal, es decir, a mediados de enero, para tener mayor claridad sobre el rumbo a seguir. Este acto podría desembocar en elecciones anticipadas en marzo.

Por su parte, el destituido ministro acusó a Scholz de buscar con "su declaración cuidadosamente preparada" una "ruptura calculada con esta coalición", en lugar de "alcanzar un acuerdo que fuera viable para todos". "Lleva así a Alemania a una fase de incertidumbre", advirtió Lindner.

Anteriormente, Lindner había propuesto al canciller una nueva elección al Bundestag en medio de diferencias en materia de política, económica y financiera.

"Las elecciones estadounidenses han provocado preguntas, temores, incertidumbre y terminan con la ruptura del Gobierno semáforo", afirmó el ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck, sobre la coalición.

Además, reconoció que el Gobierno "no tenía la mejor reputación" y que "hubo discusiones frecuentes", pero indicó que "no habría sido necesario que terminara así".