Según el nuevo libro 'Out' del periodista y escritor Tim Shipman, la reina británica Isabel II bromeó dos días antes de morir al aceptar la dimisión de Boris Johnson al cargo de primer ministro. Habría dicho: "Al menos no tendré a ese idiota organizando mi funeral ahora". El comentario supuestamente fue realizado "para divertir" a los presentes en una reunión, miembros de su familia y sus ayudantes más cercanos, en el castillo de Balmoral, en Escocia.
Fuentes que conocían a la monarca advirtieron que la broma no sonaba suya, sobre todo porque era consciente de que el primer ministro no es el responsable de los funerales reales, sino el conde mariscal, de acuerdo con una larga tradición. La afirmación de Shipman se basa en la presunta confesión de un cortesano, aunque el Palacio de Buckingham no ofreció comentarios al respecto, indica The Telegraph.
El autor del libro también atribuye a Isabel II la valoración de Johnson como un individuo "quizás más adecuado para el escenario". Según datos de Shipman, hubo una "furia absoluta" entre los miembros de alto rango de la familia real y los cortesanos por la decisión de Johnson de prorrogar el Parlamento en 2019, pero la reacción de su majestad en ese momento "fue, en realidad, más optimista que la de algunos".
Ella pensaba que Johnson era una figura pícara y cómica y percibió con calma esa decisión. Un asistente real caracterizó su enfoque con las siguientes palabras: "Estas cosas pasan".
Después de la renuncia del primer ministro Johnson, muchos usuarios de Internet prestaron especial atención al 'ratonero jefe' de su oficina, el gato Larry, y hubo algunos que llamaron a votar por él en la elección del nuevo inquilino de Dawning 10, asegurando que sería "el único candidato con patas limpias".