Martin Connors, profesor de la Universidad de Athabasca (Canadá), explica en un artículo publicado este miércoles en el portal The Conversation los detalles que dieron origen a la base del concepto moderno de la 'relación solar-terrestre'.
El Sol es la estrella que se encuentra en el centro de nuestro sistema solar, y su gravedad mantiene unidos en su órbita desde los planetas más grandes hasta las partículas más pequeñas. Asimismo, la interacción entre el Sol y la Tierra es la responsable de producir diversos fenómenos en nuestro planeta.
El inicio de la "relación solar-terrestre"
Connors cuenta que en 1859 un aficionado a la astronomía llamado Richard Carrington presenció una "llamarada solar" que iluminó el cielo nocturno durante dos minutos. Este evento fue seguido de una tormenta magnética que, además de formar auroras cerca de los polos terrestres, también afectó a los dispositivos tecnológicos de la época.
De acuerdo con el académico, en el año que tuvo lugar este suceso, denominado 'evento de Carrington', se desconocía que hubiera una conexión entre el Sol y la Tierra. En ese momento se pensó que fue una casualidad que tanto la explosión solar como la posterior tormenta magnética llegaran a afectar a nuestro planeta.
Las repercusiones del magnetismo solar
En 1909, el astrofísico estadounidense George Ellery Hale descubrió que en ciertas áreas del Sol había campos magnéticos 1.000 veces más fuertes que los de la Tierra. Hale identificó que este magnetismo era más intenso en las regiones oscuras de la superficie de nuestra estrella, conocidas como 'manchas solares'.
Este hallazgo, junto con la información que indicaba que las auroras tenían un ciclo de 11 años similar al del Sol, permitió conocer que la interacción entre Sol y la Tierra está fundamentada en el magnetismo.
Connors detalla que la fuerza de la energía magnética de las manchas solares ocasiona que estas sean frías en comparación con las áreas cercanas a la superficie visible de nuestra estrella, conocida como 'fotosfera', y, por lo tanto, más oscuras. El científico ejemplifica que el magnetismo de las manchas solares se puede liberar al espacio en forma de enormes nubes de gas, denominadas 'eyecciones de masa coronal'.
Este material expulsado puede causar tormentas magnéticas cuando es lanzado en dirección a Tierra, produciendo las auroras al momento de impactar en el lado de nuestro planeta que mira hacia el Sol. Por otro lado, Connors advierte que existe la probabilidad de que durante un par de años experimentemos grandes tormentas magnéticas, como la que tuvo lugar el pasado mayo. Esto se debe a que actualmente hay una gran cantidad de manchas solares.
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