Los portaviones insignia del Reino Unido, el HMS Queen Elizabeth y el HMS Prince of Wales, se han convertido en el eslabón débil de la Armada Real británica, ya que podrían ser hundidos fácilmente en combates de alta intensidad, según informó The Times citando fuentes militares.
Después de realizar una serie de ejercicios de combate simulados, para poner a prueba la "capacidad de supervivencia" de la Armada frente a una "fuerza abrumadora", los militares descubrieron que, en la mayoría de los escenarios, los buques terminaban hundidos, especialmente porque eran vulnerables a los misiles, según reveló la fuente.
En el marco de una revisión de los gastos de Defensa, los funcionarios británicos estarían examinando si los portaviones, valorados en 6.200 millones de libras (7.800 millones de dólares), son necesarios en la guerra moderna, afirma The Times.
En una reciente reunión entre representantes del Ministerio de Defensa y del Tesoro, se planteó la posibilidad de desmantelar al menos uno de ellos. No obstante, la fuente del periódico considera dudosa tal opción. Según el rotativo, es poco probable que Londres reduzca sus compromisos con la OTAN sobre el nivel de gasto en Defensa tras la victoria de Donald Trump en las presidenciales estadounidenses.
Asimismo, Matthew Savill, director de ciencia militar del Instituto Real de Estudios Unidos de Defensa, afirmó que, aunque el desguace de uno o los dos portaviones "liberaría personal y gastos de funcionamiento" que podrían desviarse a otros fines, sería un "gran problema para una armada que se ha diseñado en torno a ellos", y que perderá la millonaria inversión que ha hecho.
El HMS Queen Elizabeth y el HMS Prince of Wales entraron a formar parte de la flota británica en los años 2017 y 2019, respectivamente, y son los mayores buques jamás construidos para la Armada Real. Ambos son capaces de transportar hasta 40 aeronaves y pueden albergar a más de 700 tripulantes.