La muerte de Marco Aurélio Cárdenas Acosta, un estudiante de medicina de 22 años que fue baleado por un agente en la ciudad de Sao Paulo, volvió a colocar en el centro del debate público el problema de la violencia policial en Brasil.
Según explicó la Policía Militar, uno de sus equipos patrullaba la zona de la calle Cubatao, alrededor de las 2:00 de la madrugada del miércoles, cuando recibió una alerta para responder a un incidente. La corporación aseguró que cuando los agentes llegaron al lugar, Acosta supuestamente golpeó el espejo retrovisor del auto cuando intentaron acercarse a él. Luego habría salido corriendo para entrar en un hotel.
En unas imágenes, que recoge la prensa, se observa un enfrentamiento entre el joven y los agentes. Uno de los policía le propinaba una patada y el joven —con el torso desnudo— le tira al suelo de un empujón. Entonces, el otro agente le dispara en el pecho.
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La víctima fue trasladada al hospital, donde sufrió dos paros cardiorrespiratorios y fue operado. Sin embargo, sucumbió a sus heridas y murió.
Una testigo del caso afirmó, en declaraciones a la Policía, que había discutido con el estudiante, que al parecer había consumido alcohol, momentos antes de que llegasen los agentes.
Los dos policías fueron suspendidos de sus funciones hasta el final de la investigación.
"No respetan la vida"
Claudio Silva, defensor del pueblo de la Policía de Sao Paulo, aseguró a la prensa que la ocurrido es "otro reflejo de la lógica instalada" dentro del Estado. "No respetan la vida y ni siquiera respetan las propias reglas de la corporación respecto al uso gradual de la fuerza", afirmó.
También hizo hincapié en que las imágenes muestran que los policías son numéricamente superiores y que el estudiante estaba sin camisa, por lo tanto, visiblemente desarmado.
Por su parte, Erika Koday, diputada federal del Partido de los Trabajadores (PT), consideró "inaceptable" lo sucedido. "No se puede trivializar la vida de esa manera. Los profesionales, que deberían protegernos, no pueden matarnos. Es necesaria una investigación exhaustiva y rápida y que los culpables rindan cuentas", aseguró.
La muerte de Acosta ocurre después de que este mismo mes Ryan da Silva Andrade Santos, de 4 años, muriese tras el impacto de un disparo, mientras jugaba frente al portal de su casa en medio una operación policial. El menor había perdido nueve meses antes a su padre, Leonel Santos, en una letal operación de las autoridades que dejó 56 fallecidos.
El informe 'Objetivo piel: muertes que revelan un patrón', publicado por la Red de Observatorios de Seguridad, indica que en 2023 hubo un incremento del 21,7 % de muertes producto de la acción policial en Sao Paulo, la región más poblada de Brasil. En todo ese año, se registraron 510 víctimas mortales en este estado, entre ellas, un 66 % eran personas negras.