Un hombre que se puso a revisar las imágenes satelitales de Google Earth en busca de cuevas en la llanura de Nullarbor, en Australia, encontró algo inesperado: una gran cicatriz que quedó grabada en tierras áridas. El hallazgo intrigó a científicos, que se pusieron a indagar en el asunto y descubrieron que se trata de las huellas de un fenómeno climático.
Resulta que las extrañas cicatrices las dejó un feroz tornado que nadie sabía que había atravesado el lugar. Matej Lipar, de la Universidad Curtin (Australia), concluyó en un estudio publicado este jueves en Journal of Southern Hemisphere Earth Systems Science que el tornado con toda probabilidad pasó por la llanura de Nullarbor con vientos que superaban los 200 kilómetros por hora y que duró entre siete y 13 minutos.
A juzgar por las marcas cicloidales de entre 160 y 250 metros de ancho, que se extendieron a lo largo de unos 11 kilómetros, el tornado debió de ser de categoría F2 o F3 sobre el total de 5 niveles en la escala Fujita, que se usa para catalogar la fuerza de los tornados, concluyó Lipar. Las imágenes satelitales eran de entre el 16 y el 18 de noviembre de 2022, coincidiendo con un potente fenómeno climático registrado el 17 de noviembre de ese año.
Si bien los tornados no son inusuales en otras partes del mundo —en Estados Unidos, tan solo este año se han registrado más de 1.600—, son menos comunes en Australia, donde suelen formarse entre 30 y 80 torbellinos así cada año.
"Previamente se documentaron solo tres tornados en la llanura de Nullarbor", señaló Lipar en su artículo en The Conversation, puntualizando que la zona es remota y carece de propiedades, infraestructuras y ojos que puedan ser testigos de un evento así. "Curiosamente, aquellos tres tornados ocurrieron en noviembre, justo como este", agregó.