China y Filipinas intercambian acusaciones en torno a un arrecife en disputa

Manila culpa a los guardacostas chinos de acosar a pescadores suyos, mientras que Pekín ve en lo sucedido una concentración ilegal de barcos filipinos con fines de propaganda.

Un intercambio de acusaciones entre las guardias costeras de China y de Filipinas reflejó este lunes la creciente tensión entre ambos países por los archipiélagos del mar de la China Meridional y las aguas en disputa por parte de ambos países.

El foco de la discordia fue esta vez el arrecife Houteng (conocido en Filipinas como Rozul), parte del disputado archipiélago Nansha, o islas Spratly, donde varias embarcaciones filipinas "se reunieron ilegalmente", según la versión de Pekín, "bajo la apariencia" de barcos pesqueros. Los tripulantes desoyeron las advertencias de los guardacostas y estos tomaron ciertas "medidas de gestión y control necesarias" de conformidad con la ley, según las valoraciones del portavoz del servicio, Liu Dejun.

El comunicado que emitió la Guardia Costera china incluyó una advertencia contra las "provocaciones" y la incitación a la propaganda, por parte de Manila, y acusó a la contraparte de llevar al lugar a "reporteros de los medios de comunicación para posar en fotos y hacer propaganda". Pekín insistió, además, en que tiene soberanía indiscutible sobre las islas en cuestión.

Por su parte, el portavoz del respectivo servicio filipino, Jay Tarriela, sostuvo que dos barcos de sus guardacostas fueron enviados al arrecife de Rozul para proteger a pescadores filipinos que operan allí. El despliegue habría sido una respuesta ante las imágenes de video de un barco pesquero acosado por un helicóptero de la Armada del Ejército de Liberación Popular chino, difundidas en las redes el 28 de noviembre.