El traslado a Sao Paulo del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, para someterse a una cirugía, fue como "una operación de guerra" por la urgencia con la que hubo que actuar para que llegase lo antes posible, detallaron sus asesores a la prensa.
Lula fue intervenido por los médicos del hospital Sirio-Libanés para drenar una hemorragia intracraneal. El mandatario aterrizó en Sao Paulo a las 23.00 horas del lunes, acompañado de su mujer, Rosangela da Silva, conocida como 'Janja'.
El líder de la izquierda brasileña se quejó de dolores de cabeza y somnolencia en conversaciones con sus ministros el lunes. Sobre las 18.00, hora local, Lula abandonó el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, antes de finalizar una reunión con los presidentes de la Cámara, Arthur Lira, y del Senado, Rodrigo Pacheco, y se dirigió directamente al hospital Sirio-Libanés en Brasilia.
Tras una resonancia magnética, el equipo médico constató que había un aumento en la cantidad de líquido intracraneal y fue trasladado a Sao Paulo en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña (FBA).
Caída en el baño
El 19 de octubre, Lula sufrió una caída en el baño del Palacio de Alvorada, su residencia oficial. Entonces, fue tratado al hospital y recibió cinco puntos de sutura. Por orientación médica, el mandatario tuvo que cancelar su viaje a Rusia para asistir a la cumbre de los BRICS.
La hemorragia se ha producido casi dos meses después, como consecuencia de ese accidente doméstico.
"La cirugía transcurrió sin incidentes. Por el momento, el presidente se encuentra bien, bajo seguimiento en una cama de UCI [Unidad de cuidados intensivos]", dice un extracto del boletín. Según G1, a las 8.30 de este martes, Lula ya "estaba despierto y consciente".
Por su parte, el titular de la cartera de Comunicación, Paulo Pimenta, reiteró que "el procedimiento se desarrolló con absoluta normalidad, tal como estaba previsto". "El presidente está hospitalizado, permanecerá hospitalizado unos días más, pero se encuentra absolutamente estable, bajo control", detalló en una entrevista.
Pimenta detalló que Lula debe permanecer en observación en la UCI durante 48 horas y que el gobierno "trabaja con la posibilidad de no destituir formalmente al presidente de su cargo". Por el momento, el vicepresidente de la República, Geraldo Alckmin, asumirá parte de los compromisos previstos en la agenda de Lula este martes.