El presidente del Consejo de Rusia para Política Exterior y de Defensa, Fiódor Lukiánov, opina que Rusia debe consolidar su papel como potencia regional dominante a medida que la era de las potencias mundiales pasa a la historia, como ha demostrado la nueva escalada del conflicto sirio.
El analista, que también es redactor jefe de la revista Russia in Global Affairs, señala que Rusia ha tratado de recuperar su influencia en el escenario mundial, y que el lanzamiento de operaciones militares de las Fuerzas Armadas rusas en Siria en 2015 simbolizó la ampliación de las zonas de influencia de Moscú más allá del espacio postsoviético, así como la implicación de Rusia en la resolución de los conflictos centrales del mundo.
Cambio del orden mundial
Sin embargo, como indica Lukiánov, la caída del Gobierno del presidente sirio Bashar al Assad el domingo demostró que el orden internacional está cambiando, y que las potencias regionales tienen más posibilidades de ayudar a resolver el conflicto de las que tienen los centros internacionales de poder. El politólogo señala que el antiguo orden mundial, en el que primaban las potencias globales, ha empezado a dar paso a "combinaciones cada vez más arbitrarias y situacionales, caso por caso".
La nueva etapa, en la que "la atención de cada país a sus propias prioridades" ha pasado a ser central, es sinónimo de regionalización, es decir, "cuando los países directamente implicados en un problema concreto, por regla general estrechamente localizados, no solo están más interesados en resolverlo que todos los demás, sino que además tienen evidentemente mayores oportunidades de hacerlo", afirma. En este sentido, los acontecimientos en Siria han demostrado la importancia de los actores regionales, como Turquía, a la hora de dar forma a los sucesos que repercuten en la agenda mundial, apunta Lukiánov.
El futuro papel de Rusia
Al mismo tiempo, el politólogo asevera que Rusia, como potencia extrarregional, tiene flexibilidad en cuanto a su futura presencia en Siria, una presencia a la que puede poner fin o cambiar de formato. Por el contrario, el conflicto ucraniano tiene lugar en su región, lo que no le da opción, ya que Moscú debe poner fin a las hostilidades con el régimen de Kiev en términos favorables para sí misma, algo crucial para su seguridad y su posición mundial a largo plazo.
"En el mundo actual, las cuestiones especulativas de estatus y prestigio desempeñan un papel menor, mientras que la capacidad de salirse con la suya en lo que es verdaderamente fundamental desempeña un papel mayor. Esto no pasa necesariamente por el uso de la fuerza, sino que es mejor evitarlo utilizando otras herramientas", destaca. En este contexto, Lukiánov añade que Rusia debería consolidar su papel de potencia regional dominante, sin dejar de mantener su presencia en regiones estratégicamente importantes del mundo, pero solo si ello está en consonancia con sus intereses nacionales.