Museo Evita: Así se resguarda el legado de la mujer que transformó la historia de Argentina
Unos visitantes llegan atraídos por la película que protagonizó Madonna. Otros, por convicciones políticas. Algunos más, por mera curiosidad. Pero acá coinciden en una casona del barrio de Palermo, en Buenos Aires, donde se encuentra el único museo del mundo dedicado a una primera dama.
Se trata de Eva Duarte, Eva Perón, María Eva Duarte de Perón, Evita capitana o, simplemente, Evita, una actriz a la que 33 años de vida y siete de trayectoria política le alcanzaron para transformarse en uno de los personajes más importantes de la historia argentina. Y, también, en una de las mujeres más amadas y más odiadas hasta hoy.
La ubicación del Museo de tres pisos no es casual. La casona fue construida a principios del siglo pasado, pero, en 1948, en los años de esplendor del primer Gobierno de Juan Domingo Perón, la adquirió la Fundación de Ayuda Social Eva Perón para albergar un hogar de tránsito que recibía a mujeres vulnerables que necesitaban atención médica, vivienda y trabajo. Allí, la entonces primera dama realizó múltiples programas asistenciales por los que todavía es recordada.
Luego vino su muerte (1952), el golpe de Estado contra Perón (1955), la proscripción absoluta de todo aquello que tuviera algo que ver con ambos, incluidos sus nombres, y con el Partido Justicialista (1955-1973); el regreso de Perón (1973), la violencia política, las dictaduras, la recuperación de la democracia, las crisis económicas.
En 1998, durante la presidencia del peronista Carlos Menem, el Gobierno creó el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón, que se convirtió así en la primera y única institución de la Secretaría de Cultura dedicada a profundizar el conocimiento histórico sobre la vida de una líder política.
Popularidad
La sede elegida fue la casona de Palermo, donde el 26 de julio de 2002, justo el día en el que se cumplían 50 años del fallecimiento de Evita, el museo abrió sus puertas.
Desde entonces, se transformó en un emblema cultural y turístico del país, tanto, que dos décadas más tarde, el sitio TripAdvisor le otorgó, por decisión del público, el premio Travellers' Choice por ser uno de los museos especializados más buscados de Buenos Aires y parte del 10 % de las atracciones más populares en el mundo.
"Inmortal". Así define a Evita la cartelería que rodea el museo y en la que está plasmado su rostro sonriente, con su cabello rubio recogido en un sobrio rodete.
Apenas al entrar, lo primero que se ve en una amplia pared son los retratos pintados de Perón y de Evita, separados por unas flores blancas. Es un altar. A la derecha, en un salón pequeño hay una gigantografía de una joven Eva que todavía se apellidaba Duarte y la leyenda: "Vivió 33 años. Transformó la historia. Sigue inspirando". Un resumen contundente.
A lo largo de las 13 salas se dispersan más de 400 piezas originales relativas a una mujer que nació en 1919 en una humilde localidad rural de la provincia de Buenos Aires y que, siendo todavía una adolescente, se mudó a la capital para buscar suerte como actriz.
La obra
En los salones se transmiten publicidades, extractos de algunas de las películas en las que actuó. En las vitrinas hay revistas con su rostro en la portada, noticias de diarios de la época, afiches de cine.
Están, también, las fotos del acto que se realizó el 22 de enero de 1944 en el estadio Luna Park para recaudar fondos y ayudar a los ciudadanos de la provincia de San Juan que acababan de sufrir un terremoto. Ese día, ahí se conocieron Eva, una actriz de 24 años, y Perón, que a sus 48 años era ministro de Trabajo y Asistencia Social. Al mes siguiente, ya vivían juntos. Y jamás se separaron.
"Mi día maravilloso fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón". La frase, una cita de Evita, rodea las escaleras que permiten acceder al segundo piso del museo, donde se explican los años intensos en los que la exactriz se convirtió en leyenda, que comienzan el 17 de octubre de 1945, cuando Perón fue detenido por el Gobierno y liberado por el pueblo, y que es considerado el día que nació el peronismo, el movimiento político más influyente del siglo pasado en Argentina y que todavía está vigente.
Meses después, Perón ganará la presidencia y le dará a la clase obrera derechos que tenían vedados: vacaciones, aguinaldo, seguridad social, salud, vivienda, sindicalización.
Evita se convertirá en primera dama y comenzará un activismo social desconocido hasta entonces en el país sudamericano, y jamás repetido. Crea la fundación, bautiza a los más pobres como sus "descamisados", los abraza, los protege, los visita en las fábricas. La sienten una de ellos. Se convierte en su benefactora.
En una sala se pueden ver las bicicletas, los juguetes, las heladeras, las estufas, las máquinas de coser, las despensas, que regalaba por miles, mientras impulsaba la construcción de clínicas, viviendas, hogares de niños y ancianos y una escuela de enfermeras, además de promover competencias deportivas que llevaban su nombre.
La despedida
La primera dama promovió el voto femenino y en 1951, por primera vez, las argentinas pudieron acudir a las urnas. También respaldó la reforma que les permitió a las mujeres tener derecho a la patria potestad de sus hijos, algo que era un privilegio absoluto de los hombres. Incluso llegó a plantear la injusticia del trabajo no pago realizado en el hogar, una de las discusiones más vigentes de los feminismos. Lo que se dice, una pionera.
Para entonces, Evita ya se había ganado el odio de la oligarquía. No le perdonaban que ella, una mujer sin educación formal, de origen tan pobre y tan querida por el pueblo, vistiera elegantes vestidos, sombreros y zapatos de afamadas marcas extranjeras, algunos de los cuales están expuestos con una cuidadosa iluminación en las amplias vitrinas del museo.
La agitación política, sin embargo, nunca cesó. En 1951, Evita renunció a ser candidata a la vicepresidencia en la campaña en la que Perón buscaría la reeleción. De todas formas, no iba a poder. Ya tenía un cáncer de cuello uterino. Murió el 26 de julio de 1952 y la proyección de una cinta que refleja la tristeza colectiva en su masivo velorio en las calles de Buenos Aires produce uno de los momentos más emotivos del recorrido en el museo. "Viva el cáncer", escribirán sus enemigos en las paredes.
Junto a uno de sus lujosos vestidos se suceden imágenes que demuestran la inmortalidad de Evita, de las obras de teatro y películas que se han filmado sobre su vida, entre las que destaca la que Madonna protagonizó en 1996; del barrio Ciudad Evita, enclavado en la provincia de Buenos Aires; del Movimiento Evita, una popular organización política; de los retratos póstumos realizados por artistas nacionales e internacionales; de los murales de Evita colocados en el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, en pleno centro de la capital; de los dibujos que le dedican niñas y niños que se acercan al museo a conocer su historia.
Como suele ocurrir con personajes de esta envergadura, la muerte solo alimentó el mito.