Alrededor de 1,1 millones de personas se han tenido que desplazar en toda Siria desde que comenzaron a intensificarse las hostilidades el 27 de noviembre, en su mayoría mujeres y niños, recoge la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés).
La escasez de alimentos continúa en Alepo, mientras que algunos barrios sufren cortes de electricidad y los precios del combustible siguen siendo elevados. El acceso al agua y a otros servicios clave se ha visto obstaculizado para cientos de miles de personas.
También se reporta que la entrega de ayuda humanitaria a algunas ciudades del noreste de Siria se ha visto obstaculizada por la restricción de movimientos debido a los puestos de control. Al mismo tiempo, se siguen registrando saqueos.
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