Las respuestas son cortas, pero cordiales. Hay una nueva sección feminista. No hay insultos ni agresiones a la oposición mediática y partidaria, ni confrontación con los periodistas presentes.
Así son ahora 'las mañaneras', la estrategia comunicacional única a nivel internacional que creó el expresidente Andrés Manuel López Obrador, que la mandataria Claudia Sheinbaum continúa con su propio sello.
La presidenta amplió el nombre y las bautizó como 'las mañaneras del pueblo'. López Obrador solía comenzarlas a las siete de la mañana y hablaba en promedio dos horas y media, aunque en un par de ocasiones casi rozó las cuatro; las de ella inician a las siete y media y solo duran dos horas.
Las diferencias más importantes son de fondo. Durante seis años, López Obrador aprovechó 'las mañaneras' para felicitar a los periodistas oficialistas que lo alababan y atacar a todo aquel que considerara "adversario", en particular a los que llamaba "chayoteros" (corruptos), "fifís" (presumidos), "conservadores", "neoliberales", "golpistas", "prensa vendida", "hipócritas", "hampa del periodismo", "fantoches", representantes de "la derecha".
Cuando un periodista presente en la sala le hacía una pregunta que no le gustaba, López Obrador de inmediato lo descalificaba, le decía que trabajaba en un medio opositor y, en lugar de responder, realizaba una larga y repetida diatriba contra la prensa.
Lo mismo ocurría con empresarios, activistas, defensores de derechos humanos, feministas. A cualquiera que criticara al Gobierno le esperaba la respuesta pública del presidente plagada de descalificaciones, que eran repetidas en masa en las redes sociales.
Secciones
Sheinbaum, por el contrario, jamás cuestiona a los periodistas y se limita a responder, casi siempre con brevedad. 'Las mañaneras' ya no están cargadas de tensión.
Por ejemplo, sustituyó la sección 'Quién es quién en las mentiras', en la que el exmandatario intervenía semanalmente para atacar a la prensa, por la de 'El detector de mentira', que se limita a mostrar supuestas falsedades difundidas por algunos medios en torno a su Gobierno, pero sin que la mandataria realice ningún comentario ni acusación.
En estos casi tres meses de gestión, las alusiones de Sheinbaum a la prensa han sido más bien escasas, como cuando criticó una investigación del diario The New York Times que aseguraba que los cárteles reclutaban a estudiantes de Química en las universidades. La presidenta dijo que parecía que se basaban en la serie de ficción 'Breaking Bad' y que no tenían pruebas, pero no abundó en diatribas como sí hacía su antecesor.
Sheinbaum ha mantenido algunas secciones que impuso López Obrador, como el costo de las gasolinas y el informe de seguridad que se ofrece quincenalmente.
Pero ha incluido el segmento 'Vida saludable', que se ofrece los lunes; y 'Humanismo mexicano y memoria histórica', que va los martes y que se dedica a explicar el modelo político del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el partido que creó López Obrador y del cual ella fue una de sus fundadoras.
Acorde con su estatus de primera presidenta de México, Sheinbaum incorporó los jueves una sección feminista llamada 'Mujeres en la historia', en la que a través de videos se recupera la vida y obras de mexicanas ejemplares, muchas de ellas casi siempre olvidadas, hasta ahora. Los viernes, en tanto, culmina con 'Suave patria', una colección de videos que develan capítulos destacados de la historia del país.
Personajes
El papel de los periodistas que acuden a 'las mañaneras' se ha consolidado entre uno y otro Gobierno.
Destacan "los gestores" que, en lugar de hacer preguntas, le llevan peticiones a la presidenta, ya sean propias o de terceros; y los oficialistas que felicitan a Sheinbaum y que proclaman su apoyo a 'la Cuarta Transformación' o '4T', como bautizó López Obrador al proceso político que comenzó con su triunfo en 2018 y que, según él, se sucede a la Independencia de 1810, la Guerra de Reforma de mediados del siglo XIX y la Revolución de 1910.
También están los 'youtubers' y los comunicadores de medios alternativos que fueron criticados en los primeros años de la gestión de López Obrador porque no eran considerados "profesionales", pero que hoy participan de las conferencias ya sin mayores controversias. Y los periodistas que, a la vieja usanza, se limitan a realizar las consultas que desean, ya que no hay límite de preguntas.
Lo que sí ha cambiado es que hay un cuidado especial para que haya equidad de género y participen tanto mujeres como hombres.
Con el expresidente, varios periodistas famosos acudían a 'las mañaneras' con el fin de polemizar porque ello garantizaba altos niveles de repercusión, algo que hasta ahora no ha ocurrido con Sheinbaum, quien, cuando no quiere responder a alguna pregunta provocativa, se limita a sonreír o a advertir que prefiere no hablar de ese tema.
Pero lo que no ha cambiado en estas conferencias es el papel determinante que desempeñan para imponer la agenda mediática, ya que el hecho de que un presidente o presidenta hable a diario con la prensa es un ejercicio inédito que permite que el Gobierno responda y fije su posición con respecto a todo tipo de asuntos, lo que contrarresta por completo la influencia de la prensa tradicional. Así, Sheinbaum, como lo hizo antes López Obrador, controla el debate público.