La refinería de petróleo de Baniyas, la más grande de Siria, ha suspendido sus operaciones por la falta de envíos de crudo desde Irán, su principal proveedor, informa el periódico Financial Times.
Ibrahim Mousallem, director general de la planta situada en la gobernación de Tartus, indicó al medio que la última producción de gasolina tuvo lugar hace una semana, poco después de la caída de Bashar al Assad, quien contaba con el respaldado de Teherán. Incluso antes de ese suceso, un petrolero iraní que se dirigía a Siria tuvo que cambiar de rumbo en el mar Rojo y, aparentemente, regresó al golfo Pérsico.
Irán solía suministrar a diario entre 60.000 y 70.000 barriles de crudo, mientras que la propia refinería es capaz de procesar entre 90.000 y 100.000 barriles al día.
En los últimos días, los trabajadores de Baniyas solo han estado cumpliendo con "un mantenimiento que lleva un corto lapso de tiempo para estar listos cuando el petróleo esté disponible", dijo Mousallem. Explicó también que la refinería no puede permanecer inactiva durante mucho tiempo sin correr el riesgo de que sus equipos se dañen.
El 90 % del petróleo que Siria consumía en medio de las sanciones occidentales se importaba desde Irán, mientras que el resto se extraía en el país, aunque gran parte de sus campos petrolíferos de las regiones orientales se encuentra bajo control de los militares estadounidenses.
Según el medio, los nuevos gobernantes de facto son optimistas sobre el pronto levantamiento de las sanciones occidentales, lo que permitiría reanudar las importaciones.