La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, instruyó preparar el plan de una operación militar en Transnistria, denunció este lunes el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso).
El organismo asegura que la mandataria celebró recientemente una reunión con miembros del Gobierno en la que se trató cuestiones relacionadas con la seguridad energética de Moldavia. Tras el encuentro, los políticos de la Unión Europea no saben cómo calmar a Sandu, que es "emocionalmente inestable", señaló el SVR.
En dicha reunión, las autoridades moldavas abordaron detalladamente "los problemas del suministro energético a Moldavia, a los que puede enfrentarse el país tras la expiración del acuerdo ruso-ucraniano sobre tránsito de gas natural" que tendrá lugar el 31 de diciembre.
Según el Servicio de Inteligencia Exterior, Sandu culpó a Rusia de la situación y amenazó con "vengarse de la Transnistria prorrusa" si Moscú no encuentra la manera de suministrar gas a territorio moldavo. Así, ordenó presentar cargos penales contra los líderes de Transnistria relacionados con "separatismo" y someter a los residentes a "controles exhaustivos" cuando llegan a la región.
Además, indica que la mandataria exigió durante la reunión preparar el plan de la toma por la fuerza de la central eléctrica que se ubica en Transnistria. "La reunión terminó con las palabras de Sandu sobre la necesidad de desarrollar un plan para una operación militar que establezca el control sobre Transnistria y elimine la presencia de las [fuerzas] rusas de mantenimiento de la paz en la región", denunció.
En este contexto, el organismo declaró que a la Unión Europea "no le importaría la aparición de un nuevo punto de crisis en la zona de intereses directos de Rusia", pero Bruselas todavía no está lista para tal escenario. "Pero nadie puede garantizar que la presidenta moldava no intente verdaderamente desencadenar una guerra real en la región", subrayó.
- El contrato para el tránsito de gas ruso a través de Ucrania expira el 31 de diciembre. Se actual contrato se firmó a finales de 2019.
La semana pasada, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, afirmó que el contrato definitivamente no se prorrogaría. Recordó que fue la parte ucraniana la que se negó a prolongarlo, "aunque recibe unos 700-800 millones de dólares al año" gracias al acuerdo. También añadió que no veía ningún problema en ello y que la empresa estatal rusa "Gazprom sobrevivirá a esto".
Por su parte, el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, anunció que Ucrania no prorrogará el contrato de tránsito de gas ruso por su territorio y no permitirá que Rusia "gane miles de millones adicionales" con él.