La representante comercial de EE.UU., Katherine Tai, anunció este lunes que su oficina empezó una investigación sobre las actividades de China que, según su departamento, tienen como objetivo "dominar los mercados nacionales y mundiales en la industria de semiconductores". Asimismo, desde la oficina del representante comercial de EE.UU. (USTR) afirmaron que el gigante asiático "emprende amplios medios anticompetitivos y no comerciales" para "lograr la indigenización y la autosuficiencia".
Según Tai, su oficina tiene "evidencias" de que estas prácticas de Pekín "parecen tener y amenazan con tener impactos perjudiciales" en "los trabajadores estadounidenses, las cadenas de suministro críticas de EE.UU. y la seguridad económica EE.UU.", socavando la competitividad de la industria.
¿Qué se investiga?
Desde la USTR detallaron que su investigación "se centrará inicialmente" en la fabricación por parte de China de los llamados 'chips fundacionales', conocidos también como semiconductores heredados o de nodo maduro. Se trata de semiconductores de modelos antiguos que actualmente aún se usan ampliamente en varios sectores.
En este sentido, la USTR también investigará en qué medida se incorporan a productos utilizados en industrias críticas de EE.UU. como la defensa, la automoción, los dispositivos médicos, la industria aeroespacial, las telecomunicaciones, la generación de energía y la red eléctrica.
Asimismo, se evaluará si "la producción de sustratos de carburo de silicio (u otras obleas utilizadas como insumos en la fabricación de semiconductores)" por parte de China "contribuye a cualquier irracionalidad o discriminación o carga o restricción en el comercio estadounidense".
¿Qué consecuencias tendría?
La investigación se llevará a cabo de conformidad con la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 de EE.UU., en su forma enmendada, que "está diseñada para abordar las prácticas extranjeras desleales que afectan al comercio estadounidense". Se trata de la misma ley que evocó Donald Trump durante su primer mandato cuando impuso unos aranceles de hasta el 25 % a las importaciones chinas en 2018 y 2019. Estas medidas desencadenaron una guerra comercial entre Washington y Pekín.
La investigación —que ha arrancado en las últimas semanas de la saliente Administración Biden y durará varios meses— recaerá en la Administración de Trump. De acuerdo con fuentes de Bloomberg, la investigación podría dar base al próximo presidente de EE.UU. para imponer aranceles u otras medidas restrictivas a las importaciones chinas de semiconductores antiguos.
Con ello, el presidente electo ya prometió que después de asumir el poder en enero impondrá un arancel adicional del 10 % sobre cualquier otro arancel a todos los productos del gigante asiático que entren en EE.UU. En respuesta a esas amenazas, desde la Cancillería china instaron a EE.UU. a adherirse a las normas de la Organización Mundial del Comercio y a trabajar con China "para promover el desarrollo estable y sostenible de los lazos económicos y comerciales" entre ambos países. Entre tanto, Katherine Tai ya ha solicitado consultas con China en relación con su investigación.
Los productores chinos de semiconductores más avanzados —que pueden utilizarse en la próxima generación de sistemas de armas, en la IA y en la computación avanzada— ya llevan tiempo siendo objetivo de las sanciones estadounidenses. A principios de este diciembre la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de EE.UU. anunció un "paquete de normas diseñadas para perjudicar aún más la capacidad de la República Popular China de producir" este tipo de chips.
Ante esta nueva imposición de un paquete de sanciones contra los fabricantes de semiconductores chinos, Pekín expresó que se opone a que Washington "extienda demasiado" su concepto de seguridad nacional y aseguró que tomará "medidas decididas" para salvaguardarse del "abuso" económico de EE.UU.