Las pupas de hormigas enfermas desprenden un olor distintivo que incita a las obreras de su colonia a destruirlas para proteger al hormiguero de la infección, según un estudio publicado en la revista Nature Communications.
El estudio, realizado por un equipo de científicos australianos, reveló que la 'señal de alarma' que emiten las pupas incita a las obreras adultas a perforarlas e inyectar veneno. Este actúa como desinfectante, mata al patógeno y a las propias pupas, y previene un brote en la colonia.
Cuando los adultos contraen una enfermedad que podría propagarse, abandonan el hormiguero para morir solos, pero el distanciamiento resulta imposible para las pupas.
Los experimentos del equipo de investigación confirmaron que las pupas jóvenes producen el olor únicamente en presencia de hormigas obreras de la colonia, lo que indica que la señal de ser eliminadas es deliberada.
Experimentos con hormigas negras de jardín de la especie 'Lasius neglectus' demostraron que incluso las pupas sanas expuestas al olor de las pupas enfermas son destruidas.
Sin embargo, las pupas de reina no emiten señal alguna: poseen un sistema inmunitario más fuerte y pueden combatir la infección por sí solas.
Según los investigadores, este comportamiento puede definirse como altruismo: las pupas se sacrifican, pero conservan sus genes y ayudan a la colonia a sobrevivir.