Un equipo de paleontólogos, principalmente de la Universidad de Loma Linda en California, ha descubierto y documentado 16.600 huellas de terópodos, el grupo de dinosaurios que incluye al famoso Tiranosaurio Rex, en el interior de Bolivia.
El país andino tiene uno de los registros más extensos y diversos de sitios de huellas de dinosaurios en el mundo, que abarca periodos como el Triásico, el Jurásico y el Cretácico. Sin embargo, a pesar de esa gran abundancia, han sido pocos los estudios científicos publicados al respecto.
Esta vez el hallazgo se concentra en las inmediaciones de Toro Toro, un municipio del norte del departamento de Potosí, al que se accede en unas cuatro horas en movilidad desde la capital del departamento vecino, Cochabamba.
Se trata de un lugar mágico para el visitante y también para sus habitantes. Las huellas diseminadas por sus alrededores conformaron la leyenda que decía que venían de monstruos sobrenaturales, si bien ahora sabemos que esas huellas de tres dedos pertenecen a dinosaurios.
Un primer vistazo a los alrededores ya da idea de lo antiguo de sus formaciones. Caminos de colores, donde se alternan las tierras amarillas, moradas, marrones, rosadas o verdes, fruto de la enorme variedad y abundancia de minerales, llevan a lugares espectaculares, como un cementerio de tortugas gigantes o las intrincadas cavernas de Umajalanta.
El mayor tesoro de huellas de terópodos del mundo
Durante seis años realizando constantes visitas de campo a la zona, los científicos recabaron datos que el miércoles de la semana pasada vieron la luz en forma de estudio publicado en la revista científica PLOS One.
Ahora hay constancia de que es el lugar en el mundo con la mayor abundancia de huellas de terópodos de un periodo de hace aproximadamente 66 millones de años, al final del Cretácico, no mucho antes de que un meteorito arrasara con todos los dinosaurios y con el 75 % de las especies que habitaban la Tierra junto con ellos en aquellos momentos.
La conservación de gran parte de las huellas es excelente y pueden proporcionar información que los huesos y otros restos no pueden. Así, se puede saber cómo caminaban, en qué dirección y algunas de sus dinámicas.
La copiosa cantidad de huellas contrasta con la ausencia de fósiles y restos óseos. Esta circunstancia podría deberse a la acción de la mano del hombre, puesto que aunque es un territorio con una densidad de población muy baja, ha albergado cierta actividad minera y agrícola, así como la construcción de recientes vías de comunicación.
Sin embargo, también se contempla que la ausencia tenga motivos naturales, probablemente que esos animales no se asentaran en la zona, sino que recorrieran una antigua 'autopista' costera y fuera una ruta de desplazamiento.
Los diferentes tamaños de las huellas dejan ver que por allí pasaron especímenes enormes, de hasta 10 metros de altura, junto a otros apenas del tamaño de una gallina, con apenas unos 32 centímetros de altura.
Aunque muchos interrogantes se han desvelado con el nuevo estudio, todavía queda una gran incógnita: ¿por qué acudían en masa a esta zona de Bolivia? ¿qué les atraía tanto de Toro Toro? La investigación continuará y este tesoro del pasado en forma de huellas dará más respuestas.
