Un grupo de países del Caribe, azotado en los tres últimos meses por los bombardeos de EE.UU., respalda abiertamente la estrategia de presión de Washington en contra de Venezuela y ha facilitado sus territorios para dar asistencia a los militares estadounidenses en su despliegue en la región.
En esta lista de aliados caribeños del presidente estadounidense, Donald Trump, se encuentran República Dominicana, Trinidad y Tobago y Granada. Además de Puerto Rico e Islas Vírgenes, que son territorios no incorporados de EE.UU.
A pesar de que los países del Caribe comparten una historia común, marcada por el colonialismo europeo del siglo XVI y el intervencionismo e invasiones de EE.UU., estas naciones insulares han mostrado hostilidad hacia el Gobierno de Nicolás Maduro y propensión al de Trump.

La difícil relación con República Dominicana
En el contexto del despliegue de fuerzas militares de EE.UU. en la región, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, autorizó operaciones militares estadounidenses en la Base Aérea de San Isidro y el Aeropuerto Internacional de Las Américas, en Punta Caucedo, en el sur del país.
En esos lugares restringidos, los aviones recargan combustible, trasladan equipos y personal técnico. En noviembre pasado, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, estuvo en la nación caribeña para "fortalecer las relaciones de defensa" y para "proteger" a sus socios en América Latina, según un comunicado oficial.
Días antes, las autoridades dominicanas informaron que realizaban confiscaciones de drogas "en apoyo" a la operación estadounidense Lanza del Sur, una misión militar en contra del narcotráfico.

Abinader no reconoce "la legitimidad de las dos últimas elecciones presidenciales" en las que Maduro resultó vencedor, lo que devino en una suspensión de los lazos bilaterales.
República Dominicana también fue partícipe de la entrega a EE.UU. de dos aviones del Gobierno venezolano que estaban en el país caribeño. Por estas acciones, Maduro tildó de "ladrón" a Abinader.
Trinidad y Tobago
Desde un principio, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha mostrado su respaldo irrestricto a Washington y ha expresado su "compromiso" con la "cooperación y la colaboración" con EE.UU.
Al igual que República Dominicana, su Gobierno ha autorizado que aeronaves militares estadounidenses transiten por sus aeropuertos, además de la presencia del destructor USS Gravely, en octubre pasado.
La relación entre Venezuela y Trinidad y Tobago ha sido de las más punzantes en la región. En octubre pasado, las autoridades venezolanas denunciaron que estaba en curso un ataque de "falsa bandera" concertado por Washington y Puerto España, días antes de la realización de unos ejercicios militares conjuntos en el Caribe.

Persad-Bissessar además aplaudió el primer ataque contra una lancha reportado por Washington en el Caribe, en septiembre pasado. En esa oportunidad dijo que "el Ejército de EE.UU. debería eliminarlos violentamente y matarlos a todos", sin fijar posición posterior sobre las supuestas muertes de pescadores trinitenses en esos bombardeos.
Granada
La pequeña isla de Granada, situada a poco más de 150 kilómetros de las costas de Venezuela, aún no decide si dar el visto bueno a la petición de EE.UU alojar un radar y personal técnico en el Aeropuerto Internacional Maurice Bishop.
Desde octubre pasado informó que se encontraba "evaluando y revisando cuidadosamente la solicitud", y manifestó que la decisión se tomaría "únicamente después de que se completen todas las evaluaciones técnicas y legales".
Puerto Rico e Islas Vírgenes
Ambos países, ubicados a unos 800 km de Venezuela, también sirven de apoyo logístico para los militares estadounidenses, que pueden disponer totalmente de sus territorios.
En 1940 EE.UU estableció las bases militares de Roosevelt Roads, en el municipio Ceiba, abandonada en 2024 y retomada parcialmente este año; de Borinquen Field, en el municipio de Aguadilla y actualmente denominada Ramey; y de Isla Grande, en San Juan, que funciona como el Aeropuerto Fernando Luis Ribas Dominicci.
En agosto pasado, el secretario del Departamento de Seguridad Pública (DSP), Arturo Garffer Croly, asomó que podrían utilizarse esa antigua base y otras "en el caso de un evento (en Venezuela) o contrarrestar las incursiones rusas y de China comunista en la cuenca del Caribe y el resto de Latinoamérica". Así, según los medios, la base también conocida como 'Rossy Roads' ha retomado actividad con el despliegue de cazas F35, de aviones AV-8B Harrier II y V-22, entre otros.
En días pasados también circularon las imágenes de operaciones anfibias estadounidenses en las playas de Arroyo, en Ponce y en Roosevelt Roads, recoge Reuters.
Además, EE.UU ha realizado mejoras de las capacidades de aterrizaje y despegue en Roosevelt Roads y construye instalaciones en aeropuertos civiles en Puerto Rico y Saint Croix, perteneciente a las Islas Vírgenes, según Reuters.
En Puerto Rico y otros puntos como Guantánamo (Cuba), Ponce, Charlotte Amalie y Saint Thomas estuvo por casi tres meses el destructor de misiles guiados USS Jason Dunham.
La agresión de EE.UU. en el Caribe, en síntesis
Despliegue militar: desde el pasado mes de agosto, EE.UU. mantiene desplegada una fuerza militar significativa frente a las costas de Venezuela, justificándola como parte de la lucha antidrogas. Washington anunció posteriormente la operación Lanza del Sur, con el propósito oficial de "eliminar a los narcoterroristas" del hemisferio occidental y "proteger" a EE.UU. "de las drogas que están matando" a sus ciudadanos. Asimismo, Trump ha afirmado que, a estos efectos, en breve lanzará agresiones "en tierra".
Operativos letales: como parte de estas operaciones se han realizado bombardeos contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico, con un saldo de más de 80 personas muertas y sin pruebas de que realmente traficaran con estupefacientes.
Asalto a buque petrolero: en una escalada de las acciones violentas de EE.UU. en la región, militares estadounidenses asaltaron un buque petrolero en costas venezolanas. Caracas catalogó el hecho como un "robo descarado" y un "acto de piratería internacional". El presidente venezolano, Nicolás Maduro, tachó la situación de "acto absolutamente criminal e ilegal" y acusó a la Casa Blanca de actuar "como piratas del Caribe contra una nave mercantil, comercial, civil, privada, una nave de paz".
- Bloqueo total: El presidente Donald Trump ordenó el "bloqueo total de todos los petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela". Además, acusó al Gobierno venezolano de "usar el petróleo, la tierra y otros activos" supuestamente "robados" a EE.UU. para financiar el "narcoterrorismo". Por ello, designó a la Administración de Maduro como "organización terrorista extranjera".
- Acusaciones y recompensa: Washington ha acusado, sin presentar evidencias, al mandatario venezolano de liderar un cártel del narcotráfico y ha duplicado la recompensa por su captura.
Postura de Caracas: Maduro denuncia que el objetivo real de EE.UU. es un "cambio de régimen" para apoderarse de las inmensas riquezas petroleras y gasísticas de Venezuela. "Se les cayó la máscara, el narcotráfico es 'fake news', es el petróleo que se lo quieren robar", expresó tras el asalto del tanquero con crudo venezolano en aguas caribeñas.
Falta de sustento: la ONU y la propia DEA señalan que Venezuela no es una ruta principal para el narcotráfico hacia suelo estadounidense, ya que más del 80 % de las drogas utilizan la ruta del Pacífico.
Condena internacional: Rusia, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y los Gobiernos de Colombia, México y Brasil han condenado las acciones estadounidenses. Expertos califican los ataques a embarcaciones como "ejecuciones sumarias" que violan el derecho internacional.


