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Origami sin cerebro: organismo plano que se desdobla solo podría inspirar materiales inteligentes

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El principio puede aplicarse a nuevas tecnologías, desde dispositivos médicos que se desdoblan dentro del cuerpo hasta protección para telescopios espaciales.
Origami sin cerebro: organismo plano que se desdobla solo podría inspirar materiales inteligentes

Investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.) describieron un nuevo mecanismo de "origami" vivo en un animal marino en un artículo reciente publicado en la revista PNAS. El estudio explica cómo este organismo plano y blando puede arrugarse y, lo que es más notable, volver a aplanarse por sí solo, un proceso que podría inspirar la creación de materiales y dispositivos autónomos.

El protagonista del estudio es 'Trichoplax adhaerens', un placozoo marino con forma de lámina ultrafina que carece de cerebro, ojos y órganos complejos. A pesar de su simplicidad, este 'disco vivo' puede plegarse formando estructuras muy enredadas, similares a un montón de ropa arrugada, y recuperar siempre un estado completamente plano sin ayuda externa.

Acompañando al estudio, el equipo publicó en YouTube un video en formato de animación fotograma a fotograma en el que se ilustra con imágenes sencillas cómo funciona este "origami" vivo.

Un animal-lámina que se desarruga solo

Mediante microscopía avanzada y experimentos de laboratorio, el equipo de Stanford observó que el 'Trichoplax' vive adherido a superficies rígidas, como rocas o placas de vidrio, gracias a una alfombra de miles de cilios (un especie de pequeños "pelos") en su cara inferior. Estos cilios se baten de forma coordinada y permiten al animal deslizarse suavemente.

Los científicos comprobaron que, cuando el cuerpo se pliega en configuraciones muy complejas, la elasticidad del tejido no es suficiente para que se desdoble, ya que la lámina es demasiado blanda. Tampoco puede guiarse por una visión global de su forma, ya que carece de ojos y de un sistema nervioso central sofisticado.

El estudio concluye que el secreto está en los cilios, que actúan como pequeñas "patitas" que empujan contra el sustrato y arrastran el cuerpo hasta ir liberando los pliegues uno a uno. Cada cilio genera fuerzas diminutas, pero el conjunto produce un movimiento coordinado capaz de deshacer incluso arrugas muy enmarañadas y devolver al animal a su forma plana original.

Este trabajo revela una nueva función de los cilios en tejidos blandos: no solo sirven para moverse o percibir el entorno, sino también para moldear activamente la geometría de una lámina viva, plegándola y desplegándola de manera controlada. Los autores destacan que se trata de un tipo de plegado tisular en epitelios ciliados que no se había descrito antes en la naturaleza.

Un modelo para materiales inteligentes

Según el comunicado de la universidad californiana, comprender cómo 'Trichoplax adhaerens' controla sus pliegues podría inspirar el diseño de materiales que cambien de forma por sí solos, sin necesidad de robots externos. La idea es aprovechar principios similares para crear láminas y estructuras que se doblen y desdoblen de manera programada en distintos entornos de ingeniería.

Un ejemplo son los parasoles y los componentes desplegables de los telescopios espaciales, como el James Webb, que deben abrirse con gran precisión para proteger y estabilizar los instrumentos. Otro ejemplo son los dispositivos médicos inspirados en el origami, que se pliegan para entrar en el cuerpo y se expanden después durante cirugías mínimamente invasivas.

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