Millones de personas en todo el mundo se reunieron con familiares y amigos para celebrar la Navidad esta semana. En Venezuela, la atmósfera festiva también estuvo presente, pese a la constante presión ejercida desde Washington. El presidente Nicolás Maduro dirigió un mensaje navideño a la ciudadanía, en el que afirmó que el país vive un tiempo de renacer.
Desde hace más de 2 meses, los titulares internacionales pintan un panorama sombrío para Venezuela. Un gran despliegue militar de Estados Unidos en aguas del Caribe y narrativas sensacionalistas hablan de un país al borde del colapso, a horas de una guerra sin precedentes.
Sin embargo, lejos de la parálisis del miedo, el país latinoamericano palpita con la energía imparable de la Navidad. Es un contraste abrumador: mientras el relato externo habla de asedio, aquí en cada esquina se refleja la fortaleza de un pueblo que no se rinde, no se detiene y celebra la vida.
Las actividades recreativas y culturales, impulsadas y autogestionadas, son el corazón de esta resistencia festiva. Son el punto de encuentro de un pueblo que elige la esperanza. Esta efervescencia no es espontánea ni accidental. Es el fruto de una estructura social tejida desde la base, donde la comunidad es el primer escudo de la nación.
"No es negar la realidad, no es una evasión"
"Ha sido una respuesta contundente, el pueblo venezolano no se amilana, el pueblo venezolano está pendiente de su Navidad, salen a las calles, celebran, hay un despliegue de actividades, incluso, a nivel comunitario, en los 5.336 circuitos comunales se está celebrando la Navidad, de una forma avasallante, es decir, es la reacción que tenemos. No es negar la realidad, no es una evasión, sino que es una respuesta, que es distinto", afirmó Ignacio Barreto, ministro de Identidad y Diversidad Cultural de Venezuela.
Así, entre luces navideñas y acordes de gaita, Venezuela escribe su propio relato. Un relato donde la mayor fortaleza no está en los puertos, sino en el espíritu de un pueblo que, frente a los titulares apocalípticos, elige la fe, la familia y la alegría como bandera.
Venezuela bajo el asedio de EE.UU.
Desde agosto pasado, EE.UU. mantiene el mayor despliegue militar de las últimas décadas en las aguas del Caribe, con presencia sostenida de activos navales y aéreos. En un primer momento, Washington justificó esta operación bajo el argumento del supuesto combate al narcotráfico, responsabilizando, sin presentar pruebas, al Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de contribuir a ese delito.
Con el paso de los meses, la narrativa oficial de Washington ha experimentado un giro previsible. Tal como había denunciado el Gobierno venezolano, el supuesto foco en el narcotráfico ha dado paso a un discurso abiertamente centrado en el control y la apropiación ilegal de los recursos energéticos del país suramericano, en un contexto de creciente presión económica y amenazas de uso de la fuerza. En las últimas semanas, EE.UU. ha incautado al menos dos buques petroleros, en un acto tildado por Caracas de "robo" y piratería".
La operación militar estadounidense también ha tenido consecuencias letales. Más de 100 personas han muerto como resultado de más de una veintena de bombardeos contra pequeñas embarcaciones en aguas del Caribe y el Pacífico, sin que EE.UU. haya demostrado públicamente la vinculación de estas con actividades ilícitas.
Este martes, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró una reunión de emergencia, tras la petición de Venezuela, que ha denunciado la escalada de agresiones de EE.UU. en su contra.
El representante permanente de Caracas ante la ONU, Samuel Moncada, denunció que las acciones de EE.UU. representan "la recolonización de Venezuela, de la reconquista de todo el continente". "Estamos ante la masiva violación de todo el derecho internacional y una moral e indecorosa propuesta que nosotros no podemos aceptar", precisó.
La posición venezolana fue respaldada abiertamente por Rusia, cuyo representante permanente ante la ONU, Vasili Nebenzia, advirtió que Moscú tiene "todos los motivos para creer que lo que en la actualidad está haciendo EE.UU. contra Venezuela no es una acción puntual: se trata de una intervención que podría convertirse en un modelo para futuras acciones militares contra otros Estados latinoamericanos".
Además, China, Colombia, Brasil, México, Nicaragua y Cuba manifestaron su apoyo a Caracas.