"Brutalmente represiva": cómo Occidente moldea las voces de sus expertos

"La opinión de expertos occidentales se cultiva y se poda ahora con sumo cuidado para ajustarse a lo que el 'establishment' quiere que sus poblaciones escuchen y crean", escribe el analista Tarik Cyril Amar.

Muchos expertos en Occidente han dejado de ser voces neutrales para convertirse en figuras moldeadas por el 'establishment' que, además, hacen gala de una acusada incompetencia, sostiene el historiador alemán Tarik Cyril Amar en un artículo para RT.

En este sentido, el autor destaca que los grandes medios occidentales, como la BBC, actúan como instrumentos al servicio del poder, encubriendo un genocidio en la Franja de Gaza y justificando guerras como las de Irak, Afganistán o Libia, sin ningún "freno moral ni intelectual".

"Un elemento clave de estas campañas de sesgo deliberado, omisión, información engañosa y, en la práctica, desinformación, es el uso de expertos acreditados que prestan su aparente autoridad a los relatos dominantes, es decir, a las narrativas de gobiernos y de élites. Pero, por supuesto, no se trata de cualquier experto. La opinión de expertos occidentales se cultiva y se poda ahora con sumo cuidado para ajustarse a lo que el 'establishment' quiere que sus poblaciones escuchen y crean", escribe el analista.

Según Amar, se trata de una operación restrictiva "brutalmente represiva". "Los expertos que se atreven a pensar diferente y a hablar de ello públicamente son el blanco de un sistema kafkiano de castigo que arruina la vida", remarca.

"Evidentemente, cada voz independiente silenciada mediante un ataque arbitrario está pensada para servir de elemento disuasorio y aterrorizar a muchas otras hasta que se sometan. Todo ello sucede sin el debido proceso legal y a manos de una burocracia no responsable que se oculta tras el anonimato. Bienvenidos a la Unión Europea, edición 'valores' 2025. El Estado de derecho fue ayer (si es que alguna vez existió)", escribe el experto.

"Recompensa y promoción"

Asimismo, el historiador afirma que el espectro permitido de opinión es moldeado siguiendo un esquema de "recompensa y promoción". "Esos expertos que dicen lo que a los que están en el poder les gusta oír hacen carreras (materialmente) gratificantes", sostiene. Así, los principales medios de comunicación recurren casi exclusivamente a ellos, para entrevistas, citas en artículos, y apariciones en las noticias. 

"Impuestos al público alemán con una insistencia implacable, lo que todos ellos tienen en común es el apoyo incondicional a la lucha contra Rusia en y a través de Ucrania (y de los ucranianos), un insensato desinterés y un pomposo rechazo de las alternativas diplomáticas a seguir (por medio de otros) matando y muriendo y, por último, aunque no menos importante, lo que Brian McDonald ha diagnosticado brillantemente como 'rusofrenia': la creencia simultánea de que Rusia está a punto de marchar hasta los Pirineos y de que es un país decrépito, con un régimen frágil eternamente al borde de la derrota, si no del colapso total", señala.

Paralelamente, Amar destaca la incompetencia de los expertos en estos ámbitos de discusión.

"Estereotipos racistas"

Por otro lado, el analista denuncia los "estereotipos racistas y ridículamente simplistas sobre los rusos". "Entre los momentos estelares de Florence Gaub figura su insistencia en presentar a los rusos como miembros fundamentalmente distintos y, por implicación, claramente inferiores de la especie humana, que no valoran la vida. Se trata de una postura espantosamente insensible por parte de una alemana, dado que la locura y la agresión de su país, hace menos de un siglo, costaron la vida a 27 millones de ciudadanos soviéticos, que habrían preferido vivir y fueron llorados tanto como en cualquier otro lugar", observa. 

De igual forma, recuerda el "ensueño delirante" de Marcus Keupp, quien, en abril de 2023, "predijo con total seguridad que Rusia se quedaría sin tanques en menos de medio año".

"Asimismo, en abril de 2023, Carlo Masala también estaba convencido de que Rusia, en realidad, ya había perdido la guerra", recuerda. 

Del mismo modo, resalta "la falta elemental de lógica y prudencia" de los llamados expertos. "Tomemos, por ejemplo, a Christian Mölling, que tiene antecedentes en fetichizar los misiles Taurus alemanes como un colegial que confunde vistosos videojuegos con la sangrienta realidad", ironiza.

"Un país que recompensa sistemáticamente el conformismo por encima del profesionalismo y la independencia de criterio no solo insulta la inteligencia de sus ciudadanos. También es muy probable que acabe pagando un precio real en forma de malas decisiones y fiascos políticos derivados de ellas. Alemania ya ha empezado a hacerlo. Por desgracia, las élites de Berlín parecen decididas a mantener este rumbo pernicioso", resume el autor.