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La vida bajo la ocupación militar nazi

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En los primeros meses de la Gran Guerra Patria, los nazis consiguieron ocupar enormes territorios de la URSS, habitados por un tercio de toda la población del país.
La vida bajo la ocupación militar nazi

En los primeros meses de la Gran Guerra Patria, los nazis consiguieron ocupar enormes territorios de la URSS, habitados por un tercio de toda la población del país.

Ya en los años 1939-1940 se elaboró el Generalplan Ost (GPO), un plan de genocidio y limpieza étnica, concebido para ser realizado en los territorios ocupados por Alemania en Europa del Este con el objetivo de asimilarlos. El GPO tenía previsto exterminar totalmente la población judía en el área y reducir el número de los autóctonos en estas áreas limitando la natalidad. Se trató de decenas de millones de polacos, rusos, ucranianos y lituanos. Los territorios 'liberados' tenían que ser repoblados por alemanes.

Sin embargo, a inicios de la Guerra, habitantes de los ex territorios polacos en la Ucrania Occidental, dieron la bienvenida a los nazis. Veían en los fascistas una maldad menor, en comparación con el duro régimen comunista que privaba del derecho a la propiedad, a la fe religiosa y a la libertad de opiniones políticas. Los nazis consiguieron aprovecharse de la situación, acentuando su disponibilidad para reinaugurar las iglesias y devolver la propiedad privada a los antiguos propietarios.

Los territorios soviéticos que se encontraron bajo la ocupación militar de los nazis, recibieron diferentes estatus jurídicos. Algunos fueron incluídosen el Reich, como los Reichskommissariatde Ucrania y de Ostland, fueron administrados por autoridades civiles, otros se denominaron como 'ocupados', los de Rusia, sobre todo, y tuvieron una administración militar.

En los 'territorios ocupados' entre los lugareños se elegían policías que, comandados por los nazis, ejercían controles. La población fue clasificada, la gente no tenía derecho a desplazarse a otra localidad, tenían que pagar unos impuestos establecidos arbitrariamente, y se vieron obligados a seguir numerosas regulaciones muy severas. La pena más dura por violar las regulaciones era la de muerte.

En diferentes territorios ocupados los autóctonos llevaban vidas muy distintas. En algunos actuaban los guerrilleros, arrasando e incendiando aldeas enteras, en las que se albergaban los nazis. Pero había también territorios donde los lugareños se mostraban dispuestos a mantener relaciones cordiales con los fascistas: trabajaban para ellos para ganarse la vida y salvar a sus familias, suponiendo que la colaboración sería mejor solución que una resistencia implacable. Sin embargo, según las estadísticas, en la mayoría de los casos no funcionó.

Resulta muy difícil estimar aún un número aproximado de víctimas de la ocupación. Según algunos datos, pereció una quinta parte de la población de los territorios ocupados: unos 10 millones de personas.

TESTIMONIOS

Uno de los más impactantes es un diario de un ciudadano de la ciudad de Taganrog, descubierto en 1943 por investigadores de la Comisión Extraordinaria Estatal. La obra de Nikolái Saenko ofrece imágenes de la vida cotidiana bajo la ocupación militar de los nazis:

"Son tres meses ya, desde que Taganrog cayó bajo el poder de los fascistas. Los habitantes ya hemos visto algo y por eso nos sentimos inseguros, indefensos y desamparados. Si le gusta a un alemán alguna cosa en el mercado, saca un marco o cualquier otra suma que le dé la gana, la arroja en la mesa y toma lo que sea, sin pedir el consentimiento del propietario, da igual cuanto cueste en realidad, aunque fuese cinco veces más cara".

"La gente empieza a sufrir la hambruna, ya no tienen nada que puedan cambiar para recibir productos, las tiendas están vacías y falta keroseno. Con las cartillas de pan se puede recibir el trigo solamente y para hacer el pan, hay que remojarlo y molerlo con picadoras de carne".

Los que se sienten bien bajo la ocupación

"Las propietarias de las casas en las que se alojaron los alemanes, los oficiales en especial, se muestran muy contentas. Disponen de alimentos, leña, keroseno y cualquier cosa que necesiten, garantizados".

"Alguna gente dejó de trabajar y se dedicó al robo de todo tipo de materiales y alimentos. Se apoderaban de vacas y cerdos, que no les pertenecían, en la estepa, para degollarlos y salar la carne. De sus propias oficinas roban mesas, relojes, aritmómetros, máquinas de escribir y hasta contadores de electricidad. Se dedican a la comercialización y trueques, viajando por las aldeas. Y los artesanos fabrican todo tipo de artículos para el uso doméstico con los materiales robados y viven sin problemas".

"Y también hay los que desde los primeros días de los alemanes en el poder estuvieron de guardia a las puertas de las fábricas, esperando que les contrataran. Si les preguntamos por qué están allí, responderán que les obligaron".

"Los que sufren más son aquellos que no hurtan, ni roban, ni van a las fábricas a trabajar para los alemanes".

"2 de febrero de 1942.Desde las 18:00 se ve un resplandor muy grande en el oeste. Descubrimos que a unos 25 kilómetros los alemanes prendieron fuego a un koljós gitano, fusilaron a todos los gitanos y recogieron sus bienes".

"Son cinco meses ya desde que los alemanes ocuparon Taganrog. Las calles volvieron a recibir sus nombres antiguos, los que tenían antes de la Revolución. La especulación y comercio privados están floreciendo. El agua está disponible en surtidores públicos y a ciertas horas solamente, desde las 9 hasta las 16. No hay luz, el keroseno es extremadamente caro y es muy difícil calentar las viviendas. Todos los cobertizos y vallas han sido cortados para obtener leña".

"La mayoría sufre de hambruna. Algunos se vieron obligados a ir a aldeas unas 15 veces y a unos 60 kilómetros para conseguir alimentos. Sufrieron congelamientos y hubo muchos que murieron de frío".

"5 de abril de 1942.Es domingo. Pascua. Los sacerdotes se sienten muy cómodos y celebran misas. Los ancianos lugareños parecen reencontrar su fe y acuden a ellas. No pude creer mis propios ojos cuando vi al sumo sacerdote con la sotana y con una cruz en el cuello. Era mi ex compañero de la fábrica, que trabajó de custodio en una lavandería industrial y últimamente hacía de sastre, cosiendo sábanas y fundas".

"10 de mayo de 1942.Hoy hay otra partida para Alemania. Mandaron allí solamente a los jóvenes. Era como si todavía estuviéramos en la época de la esclavitud: la gente estaba parada, esperando a que vinieran a recogerles y llevarles, Dios sabe dónde, y no hay nadie a quien se pueda preguntar y si insistes en hacerlo, te pegan..."

"Los alemanes están marchando con sus canciones. Los autóctonos ya no pueden escucharlas con calma, no paran de pensar en cuándo terminará todo esto".

"Los campesinos que cultivan cereales al principio dieron la bienvenida a los alemanes. Pensaban que llegaría la libertad, no habría ni impuestos, ni cosechas que estaban obligados a almacenar para el Gobierno soviético central. Pero todo resultó al revés. Se llevan todos los alimentos. Así que ahora un 80% está esperando que se vayan los alemanes. Y en las ciudades también. Aún aquellos que lograron establecer sus propios talleres, empiezan a decir que los sacrificarían con tal de que se fueran los alemanes".

"17 de julio de 1942.Son nueve meses ya desde que los alemanes ocuparon Taganrog.En la ciudad aparecieron un montón de vagabundos. Los miserables están en cada rincón, pidiendo limosnas".

"Es muy alta la mortalidad, entre los ancianos, sobre todo. Un 50% de toda la población está hinchada a causa de la desnutrición. Alrededor de las cocinas alemanas siempre hay multitudes de niños, viejos y mujeres, esperando que les dejen los restos de la comida o algunos alimentos, descartados por un médico por estar 'defectuosos'. Muchos sobreviven de eso".

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