Las conversaciones se entablan precisamente cuando se viene calentando la disputa territorial entre China y Filipinas. Desde febrero el ejército filipino se ha quejado de que la marina china y los buques del gigante asiático han aumentado su presencia en la zona en disputa.
El embajador filipino en Washington, José Cuisia, especificó esta semana que su país tiene previsto ofrecer a EE.UU. un mayor acceso a sus bases de manera temporal y rotatoria, lo que reforzaría su defensa. Aunque Manila no proporcionará derechos de asentamiento permanente, la medida expandiría la presencia de EE.UU. en el Mar de la China Meridional.
"Necesitamos ampliar [el pacto de 1998] porque puede ser que tengamos que construir algunas instalaciones adicionales", dijo Cuisia durante una conferencia de prensa en Manila. Estas instalaciones serían financiadas para su "uso conjunto" y permitirán estar preparados ante una posible misión de ayuda humanitaria y en operaciones de socorro.
A finales de junio Filipinas arremetió contra China por "la creciente militarización" del Mar de la China, mientras las tensiones entre ambos países estallaron en medio de lentos esfuerzos regionales que buscan forzar un compromiso sobre uno de los principales focos de conflicto en Asia.
La fricción entre China y Filipinas sobre las aguas en disputa ha aumentado desde el año pasado debido al estancamiento y desgaste de los esfuerzos diplomáticos en pos de un acuerdo regional sobre conducta marítima.