Muy al contrario de seguir la iniciativa presentada por el representante republicano Justin Amash, de Michigan, la Casa Blanca no parece tener prisa por prohibir a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) la recopilación de registros telefónicos.
El presidente Obama "acepta el debate sobre una mejor manera de respetar tanto la seguridad nacional como la privacidad de los ciudadanos", dijo el portavoz de la administración, Jay Carney, en la víspera de los debates y la votación sobre la enmienda en la Cámara de Representantes.
La actitud de Obama en esta situación afecta a las "libertades establecidas por los fundadores [de EE.UU.] sin hacer la vida más segura", según el senador demócrata por Oregón Ron Wyden, citado por el periódico 'The Guardian'.
Por su parte, David Segal, director ejecutivo de la organización Demand Progress, que lucha contra la censura en Internet, considera que "al igual que el aparato de espionaje doméstico de la NSA evidencia que algunos de nuestros líderes tienen miedo al pueblo americano", la actitud de la Casa Blanca "evidencia su miedo de que la voluntad del pueblo americano sea codificada en forma de ley" tras la votación por la enmienda Amash.