Los científicos hablan con alarmante frecuencia sobre una clase de bacterias resistentes a los antibióticos muy poco conocida. Se trata de las enterobacterias resistentes a los carbapenemas (CRE, por sus siglas en inglés), también llamadas 'bacterias pesadilla', según un artículo recientemente publicado en el diario científico 'The Nature', que ha hecho un seguimiento de la aparición de estas bacterias en diferentes países.
En 2000 el análisis de muestras de bacterias 'Klebsiella pneumoniae' del año 1996 del hospital de Carolina del Norte reveló que estas bacterias llevan un gen, llamado 'KPC', que les confiere resistencia a los carbapenémicos
En 2003 bacterias con KPC fueron detectadas en Nueva York y se extendieron rápidamente por los hospitales de la ciudad. En 2007, el 21% de las bacterias 'Klebsiella' de la ciudad tenían el gen que las hace resistentes a los antibióticos.
En 2005 bacterias con KPC fueron encontradas en Israel, donde en 2007 fueron registrados 1.275 casos por todo el país. Se informó de otros casos en Italia, Colombia, el Reino Unido y Suecia.
En 2008 científicos suecos descubrieron el NDM, un nuevo gen resistente a los carbapenémicos proveniente de la India.
En la segunda mitad de 2012, el personal de la Universidad del Hospital de Colorado, en EE.UU., descubrió que habían recibido, sin saberlo, a ocho pacientes que habían contraído bacterias 'Klebsiella' que contenían el gen NDM.
Las CRE pueden provocar infecciones de vejiga, pulmón y sangre que pueden derivar en un choque séptico que ponga en peligro la vida de la persona afectada. Estas bacterias resisten la acción de casi todos los antibióticos, incluso los carbapenémicos -fármacos de última generación-, y matan a la mitad de los pacientes que las contraen. En los Estados Unidos, estas bacterias se han encontrado en el 4% de los hospitales y en el 18% de los que ofrecen cuidados intensivos a largo plazo. El análisis llevado a cabo en el Reino Unido, según escribe el diario, predice que, si los antibióticos se vuelven ineficaces, las operaciones quirúrgicas habituales podrían terminar con la muerte de uno de cada seis pacientes.
Los expertos en enfermedades infecciosas aseguran que las mejores herramientas para la defensa de los pacientes siguen siendo las que dependen de la actitud del personal sanitario: lavarse las manos, usar guantes y batas, y la limpieza en general.
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