Ahora, 12 años más tarde, el primer destructor de esa nueva generación está a punto de completarse. Aunque menos ambicioso que el concepto original, la cabeza de serie de los destructores clase Zumwalt es pionera en tantos aspectos de tecnología avanzada que algunos especialistas han criticado el programa porque consideran que ha intentado llevarse a cabo demasiado pronto.
Parte de la demora en su implementación se debe a los costes que conlleva el desarrollo de muchas de las tecnologías punta que involucra el proyecto. Frente a estos costes, el Gobierno estadounidense reaccionó reduciendo varias veces el número de estos destructores y decidió finalmente construir solo tres naves.
El costo total del programa de estas tres naves, incluida la investigación y el desarrollo, se estima en EE.UU. en 22.000 millones de dólares, según un estudio llevado a cabo por el Congreso. Otro motivo de intensos debates es si el objetivo principal de estos buques (es decir, brindar apoyo en zonas cercanas al litoral) es realmente tan importante para los intereses geopolíticos de Estados Unidos.
Tampoco escasean los interrogantes puramente técnicos, el principal de los cuales es: Con tantas tecnologías avanzadas programadas, ¿está el Zumwalt realmente listo para el combate? Por ejemplo, la Armada china lo pone en tela de juicio. Es probable que pasen años antes de que lo sepamos a ciencia cierta.
Sin embargo, podemos especular sobre cómo estas tecnologías encajan en las futuras guerras en el mar.
Buque eléctrico: revolucionarias tecnologías fuera de la coyuntura actual
Quizá el rasgo más distintivo del Zumwalt es que tanto las hélices del destructor como los ejes de transmisión están activados por motores eléctricos, en lugar de estar conectados directamente a los motores de combustión. Este sistema de propulsión eléctrica, todavía raro en la Marina de Guerra estadounidense, ya ha sido durante mucho tiempo estándar en grandes barcos.La novedad es que el Zumwalt dispone de suficiente energía eléctrica para propulsar la nave, disparar los cañones electromagnéticos o armas de energía dirigida (armas que utilizan proyectiles no sólidos, como plasma o láser, en lugar de las de munición sólida) o ambos tipos de armas a la vez. Esto se debe a los 78 megavatios que generan sus cuatro generadores de turbinas de gas.
Pero lo irónico de este 'superdestructor' es que, pese a las muchas tecnologías avanzadas que encierra su casco, estas naves no son capaces de corresponder a uno de los más importantes retos de la Marina: la defensa contra los misiles balísticos, que ha ido adquiriendo más importancia para los Estados Unidos y sus aliados últimamente a medida que más países por los que tiene 'interés especial' desarrollan capacidades nucleares y balísticas. En esta situación, la Marina debería construir más destructores de tipo convencional y equiparlos con los radares y misiles antibalísticos necesarios.
En un discurso de 2009, el almirante Gary Roughhead, entonces el jefe de operaciones navales, a pesar de aplaudir la tecnología avanzada del Zumwalt, señaló que "la tecnología no siempre equivale a la capacidades que se requieren".