Sin embargo, al estudiar el desarrollo de estas galaxias a lo largo de 8.000 millones de años usando los datos obtenidos por el observatorio espacial Hubble, los científicos concluyeron que en realidad las galaxias no cambian de tamaño. La solución es más simple: las grandes se apagaron más tarde que las pequeñas.
"Hemos encontrado que un gran número de galaxias más grandes, en lugar de apagarse en tiempos más recientes, se unen a otras 'apagadas' más pequeñas, dando la impresión equivocada de que individualmente crecen a lo largo del tiempo", explica Simon Lilly, investigador del ETH Zurich, el centro suizo desde donde se ha liderado el trabajo.
Esta explicación tiene sentido, comentan los astrónomos: cuando el universo era muy joven, las galaxias eran más pequeñas en general y vivieron las etapas principales de su vida, siendo también más compactas.