Tokio también subraya la importancia potencial del buque en operaciones de socorro, para transportar a trabajadores humanitarios y suministros de emergencia a las zonas afectadas por desastres naturales.
El buque de guerra ha estado en construcción desde 2009, pero su solemne inauguración se produce en un momento en que, a causa de una disputa territorial, las relaciones entre China y Japón se encuentran en un incómodo punto muerto caracterizado por ejercicios de demostración de músculo por parte de ambos Estados asiáticos.
Ambos países reclaman la soberanía sobre un grupo de pequeñas islas situadas entre Japón y Taiwán, en el mar de China Oriental, cuyas aguas son ricas en recursos energéticos y pesqueros. Taiwán también reclama estas islas, llamadas Senkaku en Japón y Diaoyutai en China.
China lanzó recientemente su primer portaaviones, llamado Liaoning, construido a partir de un antiguo portaaviones soviético cuya construcción no llegó a concluirse y que fue adquirido a Ucrania a precio de chatarra.
Sin embargo, Japón no cuenta con naves de este tipo. En la Segunda Guerra Mundial, el Japón imperial tenía una de las mejores Armadas del Pacífico, pero como parte de los términos de su rendición, en 1945, la actual Constitución de Japón no permite que el país opere portaaviones.
El Izumo, aunque oficialmente un destructor carente de catapultas y otros dispositivos de lanzamiento de aviones de combate, en realidad puede ser utilizado en el futuro para portar aviones de combate de despegue vertical, sugieren algunos expertos.