Los 'hackers' tendrán cada vez más poder de control sobre servicios básicos

En un futuro próximo numerosos objetos que nos rodean estarán equipados con sistemas de control y sensores conectados a Internet. Aunque las ventajas son numerosas, expertos alertan de las implicaciones para la seguridad que esto conllevaría.
A medida que Internet se integra en los objetos de nuestro entorno, aumenta el riesgo de convertirnos en víctimas de ciberataques o espionaje. Un artículo publicado en el portal Quartz señala cómo los 'hackers' podrán invadir nuestros hogares o vulnerar las infraestructuras públicas, si es que no lo han hecho todavía. 

Agentes de nuestra propia destrucción 

Aunque los sistemas de domótica tienen como finalidad hacer la vida más fácil, también fomentan nuestra dependencia de esta tecnología, señala el artículo. Por ello, en el futuro, los 'hackers' ni siquiera tendrán que encontrar el modo de dañar nuestros dispositivos: les bastará simplemente con enviar lecturas falsas de los sistemas de sensores que empleamos para que seamos agentes de nuestra propia destrucción, agrega.

Por ejemplo, un termostato inteligente que mantiene una temperatura determinada en casa podría ser manipulado e incluso recibir instrucciones de forma remota para calentar el hogar cuando nosotros no lo deseamos.

Infinitas posibilidades de espionaje

Con hogares completamente equipados con sensores, los 'hackers' y los Gobiernos podrían recabar información sobre prácticamente cualquier individuo y sus hábitos. Las lámparas inteligentes o los termostatos inteligentes  que pueden ser controlados desde 'smartphones',  tabletas o computadoras facilitarían el trabajo de los 'espías'.
 

El control remoto facilita los ataques a grandes infraestructuras 

Tener la capacidad de controlar de forma remota algunos aparatos podría facilitar que los 'hackers' provoquen daños devastadores y manipulen dispositivos a su antojo.  

El artículo menciona el caso del ataque cibernético al programa nuclear de Irán realizado por EE.UU. e Israel. Científicos de ambos países diseñaron un programa espía, conocido como ‘Stuxnet’, que penetró en el sistema informático de la planta iraní de Natanz para recopilar datos. Con esta información, los programadores de Washington crearon un virus que se introdujo en el control de la planta dejando temporalmente fuera de servicio a unas 1.000 centrifugadoras de las 5.000 que Irán estaba utilizando para enriquecer uranio. El ataque causó varias explosiones en la planta. 

Asimismo, durante la conferencia de seguridad informática celebrada la semana pasada en Las Vegas (EE.UU.) se revelaron vulnerabilidades en los sistemas de control utilizados para administrar las infraestructuras energéticas, como por ejemplo las tuberías de agua o gas. Demostraron que los sensores inalámbricos que se usan para supervisar las temperaturas y presiones de oleoductos y otros equipos industriales podrían manipularse con el fin de dar lecturas falsas que engañen a los controladores automáticos u operadores humanos y causen daños. 

Las autoridades estadounidenses han advertido que las vulnerabilidades en los sistemas de control industrial podrían permitir peligrosos ataques a las infraestructuras públicas que provocarían cortes de energía, daños ambientales o incluso la pérdida de vidas, recuerda el portal 'Technology Review'.