"Este es un experimento (…) A la comunidad internacional le tenemos que pedir que nos ayude. Y va a tener un laboratorio vivo para aprender", agregó.
De la misma forma, el mandatario uruguayo admitió que el proyecto de legalización de la marihuana en su país tiene riesgos, y si no funciona, está dispuesto a dar marcha atrás.
"Acepto que puede tener riesgos, seguro que los tiene (…) Lo que ya sabemos es que el camino que hemos llevado hasta ahora no nos soluciona el problema" de la drogadicción y el narcotráfico.
El camino que hemos llevado hasta ahora no nos soluciona el problema
Uruguay dio la semana pasada un importante paso hacia la legalización de la marihuana, luego que la Cámara de Diputados aprobara un proyecto que, de ser ratificado en el Senado, convertirá a la nación latinoamericana en la primera en el mundo en asumir el control de todo el proceso de producción y venta de cannabis.
Tras registrarse, los usuarios podrían comprar hasta 40 gramos mensuales de cannabis en farmacias producido en plantaciones autorizadas, pero también se permitiría el autocultivo, el cultivo en clubes de membresía.
Mujica, que sostiene que la guerra contra las drogas ha fracasado, estimó que Uruguay, un país de 3,3 millones de habitantes, gasta cerca de 80 millones de dólares anuales en combatir el narcotráfico y en mantener a los presos por delitos vinculados a la droga.
"No le queremos dejar ese mercado al narcotráfico", señaló el presidente, enfatizando no obstante que el objetivo no es una liberación total del cannabis, sino que esté controlado por el Estado. En esa línea, destacó que el gobierno planea endurecer las penas de prisión para quienes cultiven marihuana sin estar registrados.
Enfatizó además que se trata de una batalla por la salud pública, más no "una defensa de la marihuana", porque "ninguna adicción es buena".