
Ahí pudieron mantenerse vivos gracias a frutas y animales que cazaban. Práctica que finalmente les permitió escapar de las largas listas de muertos que arrojó el conflicto en Vietnam.

Los años de aislamiento hicieron que padre e hijo apenas pudieran mantener una capacidad de comunicarse entendible para quienes los encontraron. Ambos hombres vestían casi como salvajes en el momento de ser encontrados por un granjero, a unos 40 kilómetros en lo profundo de la jungla. Ahora ambos serán llevados de vuelta al mundo ‘civilizado’.