Antes de salir del cascarón los embriones de pollo reciben una mezcla de vacunas y antibióticos que se les proporciona automáticamente. Es una medida preventiva más sencilla y barata que enfrentarse a las enfermedades avícolas en la fase posterior.
Un pollo de uno o dos días de edad vale una fracción de centavo. El ser humano vale un millón de veces más, por lo que no deben hacerlo
Pero varios expertos advierten que el amplio uso de antibióticos en las granjas avícolas está creando una generación de superbacterias, resistentes al tratamiento de prácticamente cualquier medicamento.
Hasta el 80% de los pollos vendidos en ciertos países pueden contener este tipo de bacterias, que podrían infectar a los humanos si no se cocinan apropiadamente.
Las bacterias sobreviven en los intestinos antes de desencadenar enfermedades tales como infecciones urinarias persistentes o sepsis.
Según un nuevo informe citado por 'The Daily Mail', a causa de este fenómeno, unas 1.500 personas mueren en Europa anualmente.
"Es una práctica que no debemos permitir que continúe, porque nuevos antibióticos no llegan a través de un oleoducto. El argumento de la industria agrícola es que si no se vacunan, el uno o dos por ciento de las crías pueden morir después de la eclosión. Un pollo de uno o dos días de edad vale una fracción de centavo. El ser humano vale un millón de veces más, por lo que no deben hacerlo", comentó Peter Collignon, experto en infecciones y profesor de la Universidad Nacional de Australia.
Hoy en día los médicos disponen de varios antibióticos que pueden combatir las bacterias como E.coli. Sin embargo si la resistencia se sigue desarrollando, el siglo XXI podría ver el incremento del saldo de muertes por infecciones a los niveles del siglo XIX.