Niños de la guerra: cuando las armas químicas privan de futuro

"No existen términos médicos para describir esto", confiesa una doctora iraquí que registra los defectos de salud que sufren los niños nacidos después de los bombardeos estadounidenses en Faluya, Irak.
En los últimos años se ha registrado en Faluya un aumento notable de los índices de mortalidad infantil, así como del número de casos de cáncer y malformación congénita en niños.  

"Registramos todo tipos de defectos, desde enfermedades de corazón congénitas hasta defectos muy severos. Todo en cantidades inimaginables", comenta la pediatra Samira Alani del Hostpital General de Faluya al canal Al Jazeera. Según una investigación reciente en la que participó la doctora Alani, un 15% de los niños en Faluya nacen con varios tipos de malformaciones.

Ello supone un 15% más de la tasa de malformaciones atribuidas a las consecuencias de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, donde la doctora Alani estuvo recientemente y habló con doctores japoneses.

Lo nunca visto

Fisura palatina, cabezas enormes, extremidades malformadas, ojos, orejas y narices deformes. La doctora ha consignado casos tan extremecedores como el de un niño con un solo un ojo en el centro de su cara, niños sin órganos o con órganos internos fuera del cuerpo, o el de una criatura con forma de rana en la que "todos los órganos abdominales están intentando salir del cuerpo". "No hay términos médicos para describir algunas de estas condiciones porque no las hemos visto nunca", dice Alani, que registra todos los casos que encuentra. "Describo los defectos físicos, pero no puedo dar términos médicos".  

En casi todos los casos tales trastornos congénitos nunca fueron registrados en la historia familiar, según Alani.  

“Lo alarmante es el aumento de la frecuencia”, dijo la doctora a Robert Fisk, corresponsal de 'The Independent'. 

Las armas químicas en el punto de mira

Los doctores y las familias afectadas atribuyen el crecimiento catastrófico de estas enfermedades y muertes al fósforo blanco y uranio empobrecido usado por las tropas estadounidenses durante los bombardeos de Faluya en 2004, cuando la ciudad fue escenario de un encarnizado enfrentamiento entre las tropas estadounidenses y los insurgentes iraquíes. 

La batalla de Faluya está considerada la más terrible desde la de Tet, en Vietnam, en 1968. El uso de armas químicas en Vietnam, sobre todo de 'agente naranja', que contenía dioxina, también desencadenó un brusco aumento de malformaciones congénitas espeluznantes y se halla en el origen de muchas enfermedades sufridas por los soldados estadounidenses.  
 
Una niña vietnamita afectada por el 'agente naranja'. 

Sin atención ni ayuda

Pese a que el aumento de enfermedades genéticas en Faluya atrajo la atención de los medios, el gobierno iraquí hace poco siquiera por estudiar la situación, señalan tanto ciudadanos como doctores. 

Alani explica a los medios que ella es la única doctora que intenta mantener una estadística de los casos de malformaciones. "No tenemos ningún sistema estadístico, y muchos casos quedan sin ser registrados", comenta a Al Jazeera. "Creo que solo conozco un 40-50% de los casos porque muchas familias mantienen los niños en casa y nunca los vemos". 

Ahora la humanidad afronta un escenario que podría dar lugar a una tragedia parecida, ya que se especula que en el conflicto de Sirio alguna de las partes usó armas químicas, aunque los detalles, como en la mayoría de los casos, se desconocen.