Cerca de las 07:15 (GMT) la fragata HMS Westminster, acompañada por dos naves de suministro, las Mounts Bay y Lyme Bay, llegaron al puerto de Gibraltar. Un día antes, el buque insignia de la Armada británica, el portaaviones HMS Illustrious, atracó en la base española de Rota (Cádiz).
Aunque la presencia de los buques de guerra británicos en la Bahía de Algeciras estaba programada de antemano como parte de las maniobras denominadas Cougar 13, es percibida por algunos pescadores españoles que faenan en la zona como una provocación.
Hace unas tres semanas, las autoridades de Gibraltar empezaron a lanzar al fondo del mar grandes bloques de hormigón para crear un arrecife artificial, lo que perjudica el trabajo de los pescadores, que denuncian pérdidas de 1,5 millones de euros debido a estas obras.
Por su parte, Londres acusa a España de provocar "retrasos" en los controles fronterizos en la zona al reforzar la inspección de los barcos procedentes de Gibraltar. Sin embargo, Madrid insiste en el carácter legal de los procedimientos que persiguen luchar contra el contrabando.
Después de que el primer ministro británico, David Cameron, pidiera a la Comisión Europea (CE) que envíe de forma urgente observadores a la zona, el presidente del Gobierno español decidió tratar el problema con el presidente de la CE, Jose Manuel Durao Barroso.
"Este tema se ha utilizado por el Gobierno español por cuestiones de política interna, ya que los nacionalismos van bien para esto. Sin embargo, esto no quita para que posiblemente la razón en el conflicto la tenga Madrid", considera el politólogo Daniel Guerra.
Gibraltar es "la única colonia de las 17 reconocidas por el Comité de Descolonización de la ONU que no reconoce a sus habitantes el derecho de autodeterminación", recuerda el especialista indicando que "en este caso España tiene el derecho de lo que se llama ‘retrocesión del territorio’".