Las partes abordaron el tema con bastante antelación, según lo decidido en una reciente reunión de los líderes de ambas naciones. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mostró al presidente de EE.UU., Barack Obama, su preocupación por la creciente inestabilidad en Oriente Medio y en especial por los enemigos potenciales del Estado hebreo, que son cada vez más fuertes.
Es alarmante para Israel que los países árabes del golfo Pérsico aumenten sus compras de armas y equipos bélicos. Los contratos "muy grandes" que tiene EE.UU. con los países de la región "plantean la cuestión de unos ejércitos con capacidades similares a la nuestra y de cómo podemos asegurar que se mantenga nuestra ventaja cualitativa militar", comentó al portal informativo defensenews.com el embajador de Israel en Washington, Michael Oren.
"Entendemos que si América (EE.UU.) deja de vender ese armamento, otros lo harán", afirmó el diplomático. "También comprendemos el hecho de que cada venta (de armamento) fomenta centenares de miles de empleos en Estados Unidos".
De esta manera, el Gobierno de Netanyahu no objeta la entrega de las armas estadounidenses a otros compradores regionales. Lo que busca Israel es reforzar la superioridad de su Ejército ante todas las fuerzas militares de sus vecinos después de que se caduque en 2017 el acuerdo vigente de ayuda del país norteamericano a su principal aliado de Oriente Medio.
Un funcionario de la delegación estadounidense aseguró al mismo sitio informativo que ningún alto cargo de la Casa Blanca ha participado todavía en las negociaciones, que "aún son muy preliminares". Agregó que Washington se enfocará individualmente en los criterios de la superioridad militar israelí respecto a cada país árabe y "estudiará el cuadro entero" de los retos a los que se enfrenta Israel.