Bales, de 39 años y padre de dos hijos, podría ser sentenciado a cadena perpetua después de reconocer su culpabilidad en los cargos que se le imputan, entre ellos 16 asesinatos premeditados de civiles afganos y seis intentos de asesinato en marzo de 2012 en la provincia afgana de Kandahar.
Durante una audiencia, los abogados de la acusación anunciaron que disponen de la grabación de una conversación telefónica entre los cónyuges Bales que demuestra "la falta de remordimientos" por lo cometido y que "seguramente servirá de circunstancia agravante", indica AP.
Aunque los abogados de Bales replicaron que el diálogo grabado fue sacado de contexto, el juez Jeffery Nance aseguró que escuchará la cinta entera para evaluar la actitud del acusado.
Además, ante el Tribunal hablarán como testigos nueve afganos que viajaron a EE.UU. especialmente para participar en el juicio. Varios vecinos de las dos aldeas donde ocurrió la tragedia, entre ellos dos menores, ya enviaron sus testimonios vía vídeo.
El 11 de marzo de 2012, el sargento abandonó su base militar aprovechando la oscuridad de la noche y abrió fuego contra los residentes de dos aldeas de la provincia de Kandahar. Entre las víctimas había nueve niños y tres mujeres. Algunos de los cuerpos fueron quemados.
El propio Bales no pudo explicar los motivos de la matanza, pero su defensa indica que sus acciones se deben a un trastorno por estrés postraumático y una lesión cerebral que sufrió en una de sus misiones anteriores en Irak.