La masacre ocurrió el 5 de noviembre de 2009 en Fort Hood, localizado a las afueras de Killeen, Texas, la base militar estadounidense más poblada en el mundo.
Hasan, declarado culpable de homicidio y condenado a la pena capital, actuó como su propio abogado y le dijo a un panel militar de expertos en salud mental que él deseaba haber muerto en el ataque, porque eso habría significado que Dios le había escogido como mártir, según documentos obtenidos por el diario 'The New York Times'.
Asimismo, el autor de esta masacre quedó paralizado de la cintura hacia abajo luego de que recibiera un impacto de bala en la espalda durante el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad en la base.
El psiquiatra del ejército de Estados Unidos jamás eludió su responsabilidad durante el juicio, y adujo que el ataque a soldados desarmados en la base fue motivado por el deseo de proteger a los insurgentes musulmanes que luchan en Irak y Afganistán. En Fort Hood se preparan los soldados que después irán en misión a esos países.