El ejercicio, que enseña a los pilotos cómo encontrar, rastrear y escoltar a un avión secuestrado,
se ha llevado a cabo cinco veces en la última década. Pero algunos consideran que la realización de este último ejercicio es sorprendente, dadas las tensas relaciones entre EE.UU. y Rusia a raíz de la crisis en Siria y del caso del exempleado de la CIA Edward Snowden, a quien Rusia concedió asilo temporal.
Sin embargo, oficiales y generales involucrados en los ejercicios aseguran que las tensiones se han quedado fuera de la agenda durante las maniobras de una semana de duración, y que la política no afectará la cooperación de los dos países para evitar futuros ataques terroristas.
"Solo puedo decir que las cuestiones que usted ha planteado nunca se han discutido [durante el ejercicio]", declaró el mayor general Dmitry Gomenkov al 'Colorado Springs Gazette', y señaló que la cooperación militar puede lograr cosas que los diplomáticos no pueden. "Esto puede llenar el vacío", agregó.
Para entrenar a los pilotos para responder a un ataque terrorista, un avión de pasajeros 757 'secuestrado' despegó de Anchorage, en Alaska, y fue interceptado y escoltado por aviones canadienses pertenecientes a las fuerzas del NORAD hasta la frontera internacional en el estrecho de Bering. Después, el avión 'secuestrado' fue entregado a los aviones de combate rusos.
Los 'jets' canadienses mantuvieron una distancia moderada mientras escoltaban al avión 'secuestrado', mientras que los aviones rusos estaban cerca de las alas en todo momento, permitiendo a la aeronave poco espacio para escapar. Los cazas rusos estaban tan cerca que los observadores en el 757 podían distinguir las caras de los pilotos, informó Associated Press.