Los edificios que desde hace dos meses sobresalen de la superficie del agua dan al lago un aspecto misterioso.
Paradójicamente, la aldea sumergida vio de nuevo la luz del sol debido a que la mayor inundación sufrida en China en los últimos 50 años dañó las orillas del lago el pasado julio y provocó que el nivel del agua bajara de 730 metros hasta los 712 actuales.
Las marcas en las orillas del lago son una clara indicación de hasta dónde descendió el nivel de las aguas.
Muchos de los antiguos aldeanos han regresado a la zona para volver a ver su pueblo. Algunos pudieron reconocer sus viejos hogares e incluso recoger algunos de los objetos que tuvieron que abandonar en el pueblo fantasma.
Un fenómeno parecido tuvo lugar en Argentina en mayo de este año, cuando la ciudad de Epecuén, inundada hace 28 años debido a las lluvias torrenciales, afloró casi en su totalidad de las aguas del lago del mismo nombre. El pueblo fantasma argentino ya empezó a atraer a turistas aventureros y se ha convertido en uno de los lugares más visitados del país latinoamericano.