Los responsables de este proyecto sostienen que sus insectos transgénicos ayudarán a mejorar el medioambiente, al dejar de rociar los cultivos con pesticidas químicos.
Las moscas de oliva (bactrocera olea) macho están modificadas genéticamente para que tras aparearse con las hembras salvajes, estas mueran en fase larvaria, y así reducir la población. "Las moscas modificadas genéticamente eliminarían los parásitos salvajes en menos de dos meses", señala Oxitec.
Sin embargo, ONGs ecologistas aclaran que los machos sobreviven durante meses, por lo que existe el riesgo de que se propaguen sin control, poniendo en peligro la salud humana, el medioambiente y la producción olivarera.
Millones de larvas transgénicas, muertas o incluso vivas, entrarían en la cadena alimentaria, lo que puede suponer un riesgo para la salud humana
"Los insectos solo han sido probados en laboratorio. En caso de fuga es imposible predecir cuál será su comportamiento en interacción con un medio complejo. El riesgo es demasiado alto", explican los representantes de la organización española Amigos de la Tierra.
"Liberar animales modificados genéticamente al medio ambiente es una decisión que no puede tomarse a la ligera y sin transparencia. Necesitamos un debate bien fundamentado sobre los riesgos que supone y especialmente sobre las alternativas para el control de la mosca de olivo. Como en el caso de los cultivos transgénicos, no deberíamos asumir riesgos cuando existen alternativas más seguras y baratas para el control de plagas", añadieron.
De aprobarse este proyecto y si tiene éxito en los campos de Cataluña, Oxitec también planea liberar sus insectos transgénicos en Grecia, Italia y Reino Unido.
Por su parte, la directora de la organización británica GeneWattch, Helen Wallace, advirtió que liberar las moscas de olivo modificadas genéticamente es un "proyecto defectuoso para reducir plagas, ya que un gran número de larvas transgénicas quedarían dentro la fruta".
"No solo que no protege a los cultivos, millones de larvas genéticamente modificadas, muertas o incluso vivas, entrarían en la cadena alimentaria, lo que puede suponer un riesgo para la salud humana y el medioambiente", dijo Wallace.