Al menos así lo cree Binoy Kampmark, el compañero de fórmula del fundador del sitio de filtraciones de los documentos clasificados con el mismo nombre, Julian Assange. Él tuvo que dirigir casi en solitario la campaña electoral de la nueva fuerza, al tiempo que su líder se encuentra asilado en la Embajada de Ecuador en Londres.
Conforme llegaban los resultados preliminares de la Comisión Electoral Australiana, el joven político apreció los votos dados a Assange y dedujo que "el partido seguirá, habrá más miembros y ya se podrá ver un firme curso político". Según la ley electoral nacional, cada movimiento participante tiene que conseguir más del 4% de los votos, con el fin de garantizar una posición financiera sólida para continuar su labor.
Con más del 80% de las papeletas escrutadas el ganador absoluto de los comicios sería la coalición de cuatro partidos liberales y nacionales de Australia, liderada por Tony Abbott. Contará con al menos 88 escaños en la Cámara Baja del Parlamento de un total de 150, según las cifras disponibles.
Los líderes del Partido Laborista (que se quedarían con alrededor de 56 legisladores) ya han admitido su derrota en las urnas y ceden el derecho de formar un Gobierno a la coalición conservadora. El Partido de los Verdes habría ampliado su porcentaje, pero no podría influir en la política del Ejecutivo tal y como lo hicieron en los últimos seis años, cuando los laboristas necesitaron de su apoyo. Con ese mismo porcentaje escrutado el Partido WikiLeaks no lograría entrar en el Parlamento.
Según los datos preliminares de la Comisión Electoral, el Partido WikiLeaks cuenta con 25.666 votos de los australianos al Senado, lo que equivale cerca del 0,1% de los votantes.