El índice de analfabetismo entre los inmigrantes latinoamericanos residentes en los Estados Unidos es mayor que el de otras minorías étnicas, debido a que muchos de ellos deben trabajar para mantener a sus familias, según una encuesta realizada por el periódico The Washington Post.
De acuerdo con los pronósticos del reciente censo, la población hispana será la minoría étnica más grande de Estados Unidos en este año, aunque probablemente, estará poco preparada para competir en igualdad de condiciones en la sociedad por su alto índice de analfabetismo.
De acuerdo con The Washington Post en todo el territorio estadounidense, desde 1992 más del 50 por ciento de los jóvenes hispanos no han terminado el bachillerato, una cifra mayor al registrado durante gran parte de la década de los 80. Según los resultados de estos estudios, más de 2 millones de latinoamericanos no saben ni leer, ni escribir.
Mientras que el porcentaje de afroamericanos que logran superar este nivel de estudios alcanzó el 75 por ciento, seis puntos más que en 1980, por su parte el porcentaje de ciudadanos blancos que concluyen con sus estudios secundarios se mantiene estable en el 82 por ciento.
Sin embargo, hay personas como Mario Gamboa profesor de la escula Carlos Rosario, que desean cambiar estas lamentables cifras en la comunidad hispana. Desde hace ya una década Gamboa se dedica a la labor de la enseñanza sin recibir nungún tipo de compensación a cambio.
Hasta el momento por sus aulas han pasado más de 450 estudiantes, a los que ha aportado una incalculable oportunidad: la de aprender a leer y escribir.
Este centro educativo abrió sus puertas en 1903, en el peor momento de la segregación racial, sin embargo, cada día pasan por sus aulas más de 1.500 estudiantes y desde su apertura, más de 45.000 personas han podido recibir una educación.
“Tenemos estudiantes de todos los países de América Latina, y lo que me llama la atención es la necesidad de estas personas de tener una educación básica. Aquello que aquí se enseña, en sus países de no es una exigencia y se deja a las personas de lado”, dice Hugo Galindo, director de la escuela.