Solo un tercio de los estadounidenses está a favor de una intervención militar en Siria, el nivel de apoyo más bajo a una acción armada de EE.UU. en los últimos 20 años, según una encuesta de Gallup.
Además, numerosos legisladores estadounidenses se oponen a la operación militar. Por eso, el Gobierno de EE.UU. ha decidido presionar enérgicamente para conseguir su objetivo, según un alto funcionario de la Casa Blanca que viajaba en el avión del presidente de EE.UU., Barack Obama, tras la cumbre del G-20, citado por el periódico 'Vzgliad'.
La campaña ya se ha puesto en marcha, y el primero en intentar convencer a los estadounidenses fue el propio Obama, que este sábado insistió en que sería una acción limitada en tiempo y alcance, diferente a las intervenciones en Irak y Afganistán. No obstante, reconoció que el pueblo estadounidense está cansado de las guerras.
La embajadora de EE.UU. ante la ONU, Samantha Power, dio un discurso el viernes en Washington en apoyo a la acción militar, y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough, tiene previsto aparecer en un programa de televisión el domingo para explicar por qué se debería optar por una incursión en el país árabe. El martes McDonough se reunirá con el grupo demócrata en la Cámara para buscar la aprobación de una resolución que autorice el inicio de la operación. Ese mismo día, Obama se dirigirá a la nación para incidir en la necesidad de responder al presunto ataque con armas químicas por parte del Gobierno de Bashar al Assad el pasado 21 de agosto.
Asimismo, a principios de la semana que viene la consejera de Seguridad Nacional de EE.UU., Susan Rice, hará declaraciones sobre el asunto.
El Comité de Relaciones Exteriores del Senado el miércoles aprobó con diez votos a favor y siete en contra una resolución que da a Obama la autorización para el uso limitado de la fuerza contra Siria. Se espera que en los próximos días se realice el voto en el pleno del Senado, de mayoría demócrata, y posteriormente, en la Cámara de Representantes, donde los republicanos gozan de mayoría y el panorama podría ser menos esperanzador para Obama.