Durante una reunión del ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo Machado, con la consejera de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Susan Rice, en Washington, la asesora del presidente estadounidense reconoció que la preocupación de Brasil es legítima y afirmó que Washington está dispuesto a trabajar en conjunto para atender estas inquietudes.
Dilma Rousseff había declarado que la vigilancia de la NSA podría calificarse de espionaje industrial. El escándalo se agravó cuando se filtró que la agencia seguía de cerca a la petrolera estatal Petrobrás y las comunicaciones de la mandataria.
La periodista Eleonora Gosman asegura que la información recopilada por la NSA beneficiaría a las empresas estadounidenses.
"Susan Rice evidentemente no dice nada. Dice solo que las declaraciones o, mejor dicho, las denuncias distorsionaban algo, pero creo que en realidad no distorsionaron absolutamente nada. Pienso que las denuncias fueron bastante poco profundas y si uno profundiza puede encontrar cosas más graves que ya se han encontrado", comenta la periodista.
"No olvidemos que la NSA ha logrado descifrar los códigos utilizados por Petrobrás para obtener la información clave, que es información esencialmente económica, no es información bélica o, como dice la misma presidenta, Dilma Roussef, esto no tiene nada que ver con el terrorismo. Es una cuestión estrictamente económica y que representa claras ventajas para empresas que pueden verse beneficiadas con esta información, sobre todo empresas petroleras estadounidenses", dice Eleonora Gosman. "Claramente [este incidente] afectó la relación entre dos países; como dijo Dilma, recientemente hay un problema de confianza", resume.