"Es obvio que la historia oscura del ataque químico del 21 de agosto en Guta también ha sido falsificada. Hubo numerosos testimonios de expertos independientes, periodistas, testigos, como la monja de un monasterio vecino, y también expertos de Europa y el propio EE.UU., 12 empleados retirados del Pentágono y la CIA que dirigieron una carta abierta al presidente Obama explicando cómo se falsificó exactamente todo aquello", puntualizó el canciller ruso.
Según Lavrov, en muchos casos los rebeldes usaron los gases mortales para provocar una acción militar internacional contra el régimen de Bashar al Assad, intentando presentar los hechos para que el presidente fuera el culpable. "La guerra civil como tal es horrible. Pero si las armas químicas caen en manos de los terroristas que son muchísimos en el país ahora –entre Al Qaeda, el Frente al Nusra, Isil y una media decena más- la amenaza para todo el mundo será colosal", comenta.
EE.UU. contactó con Siria directamente
sobre armas químicas
Puntualizó que EE.UU. y Rusia eran conscientes de este riesgo desde el principio del conflicto sirio y que en realidad las negociaciones entre Moscú y Washington sobre los arsenales químicos de Al Assad no empezaron esta semana, sino hace un año, durante la cumbre del G-20 de 2012 en México. Desde entonces no solo Rusia, también EE.UU. contactó directamente con el país árabe al respecto, confesó Lavrov.
"Todo empezó cuando los presidentes de Rusia y EE.UU. se reunieron durante la cumbre del G-20, en Los Cabos. Discutieron muchos problemas, entre ellos la situación en Siria. Ambos hablaron sobre su seria preocupación por el hecho de que mientras la guerra civil en el país se intensifique, los arsenales de armas químicas –tanto nuestros datos como los de EE.UU. decían que Siria dispone de este tipo de armamento y ambos mandatarios conocían estos datos– pueden caer en manos incorrectas. Para poder estar al tanto de la situación, los presidentes acordaron que los respectivos servicios de sus países se intercambiarán información sobre el estado de los arsenales químicos sirios", contó el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, a la cadena Rossiya 1.
"Nosotros trabajábamos directamente con los sirios para entender hasta qué grado tienen seguro todo lo que hay allí. La parte estadounidense –ahora ya puedo revelarlo– también en numerosas ocasiones contactó con el Gobierno sirio directamente para recibir aclaraciones acerca de esta cuestión concreta", confesó el canciller ruso.
La postura belicista de Turquía y Arabia Saudita
En cuanto a la situación actual, Lavrov contó que a pesar de que los procedimientos estándar estipulan que un país no empieza a cumplir con las regulaciones de la Convención Internacional sobre la Prohibición de Armas Químicas hasta un mes después de presentar la solicitud oficial para unirse a la organización, Damasco se comprometió a empezar a actuar sin esperar una adhesión oficial y dio una garantía por escrito.
Según puntualizó Lavrov, ahora ya no importan las razones que impulsaron al Gobierno de Bashar al Assad a hacerlo. "Los estadounidenses dicen que fue posible solo debido a la amenaza de recurrir a la fuerza. Ahora ya no importa. Y da igual de quién proceda la iniciativa sobre la entrega de armas químicas al control internacional. Creo que todos estaban interesados en que Siria se uniera a esta Convención", insistió.
En cuanto a la posibilidad de cambiar la postura belicista de Turquía y Arabia Saudita, que entre otros países siguen abogando por una acción militar contra Siria, Lavrov comentó que mientras Moscú tiene a sus correligionarios, Washington dispone de un cierto círculo de estados en los que puede influir y comentó que Kerry se comprometió a negociar con ellos. Puntualizó, además, que el secretario de Estado de EE.UU. trabajará con la oposición siria para que participe en la Conferencia de Paz Ginebra 2 sin condiciones previas. Mencionó, además, que por primera vez desde el año 1990 escuchó la frase "somos las dos potencias más influyentes del mundo" de boca de un estadounidense, John Kerry en este caso, que la pronunció en público.