Los pecados de los obispos deterioran la imagen de la Iglesia Católica
Últimamente en varios países europeos se han registrado más de mil denuncias por casos de abusos perpetrados por sacerdotes. Como también han surgido versiones de que Benedicto XVI, cuando desempeñaba como arzobispo de Múnich de 1977 a 1982 aprobó terapia para un sacerdote pedófilo a quien se permitió hacer trabajo pastoral. Se le acusa también de que intentó impedir la expulsión de un sacerdote de California que se declaró culpable de abusar de menores, cuando ejercía un cargo previo como alto funcionario de la Santa Sede.
James Moriarty, un jerarca eclesiástico irlandés involucrado en el escándalo de los sacerdotes pederastas de ese país, reconoció este jueves que el encubrimiento de los abusos sexuales contra menores 'no es parte de una cultura cristiana'.
Moriarty hizo estas declaraciones en una nota difundida en Roma, luego de que el Vaticano anunciara la decisión del Papa Benedicto XVI de aceptar su renuncia por haber ocultado las denuncias de abuso, cuando era obispo auxiliar de Dublín.
Otro obispo que renunció recientemente, es el sacerdote alemán de Augsburgo, Walter Mixa, quien lo hizo por un escándalo de maltrato a niños de un orfanato.
Últimamente surgió otra denuncia por la demora de la Iglesia, de más de una década, para expulsar a otro sacerdote pedófilo a pesar de que un obispo de Arizona imploró al futuro Papa Benedicto XVI que lo expulsará.
La imagen de la Iglesia Católica se ha visto también mermada por la revelación de una carta emitida en 2001 por el cardenal colombiano Darío Castrillón, y apoyada por el difunto Papa Juan Pablo II, en la que alaba al obispo francés Pierre Pican por no haber denunciado ante la administración civil al sacerdote Rene Bissey por abusos a menores. Aunque éste de todas maneras, fue sentenciado a 18 años de prisión por violar a un niño y por abusar de otros diez jóvenes.
Ante esto, Castrillón respondió que "nunca" se arrepentirá por el apoyo que otorgó al obispo francés y aseguró que hay una "persecución contra la Iglesia".
A pesar de todo, el Vaticano defiende al Papa ante las acusaciones y se esfuerza por mejorar su imagen dañada por los escándalos, y trata de limitar el desprestigio causado por numerosas revelaciones de sacerdotes que violaron o vejaron a menores, ante el silencio de las autoridades eclesiásticas.
Por su parte, el papa Benedicto XVI dijo que el escándalo de abusos sexuales que sacude al catolicismo muestra que la Iglesia necesita hacer penitencia por sus pecados, y prometió públicamente "acción" contra el escándalo.
Además, la Santa Sede busca soluciones y nuevas iniciativas al problema, como el de realizar más reuniones papales con las víctimas y ''una profundización de las medidas de prevención y respuesta'' a los abusos.
Sin embargo, varios grupos de víctimas se vienen quejado desde hace tiempo que el Vaticano nunca ha emitido normas universales para los obispos sobre el cuidado pastoral que deberían suministrar a las víctimas, ni estrategias de prevención para asegurarse de que los pedófilos no sean admitidos en el sacerdocio, y planean implicar a la Curia y al Papa en una demanda por encubrir a varios sacerdotes pedófilos.
Es el caso de un hombre de Wisconsin, Estados Unidos alegando que de niño fue víctima de los abusos del sacerdote Lawrance Murphy, quien falleció en 1998, impuso una demanda contra el Vaticano y el Papa.
Estos descubrimientos llegan en un momento en que la Iglesia se enfrenta cada vez más acusaciones dirigidas al actual Papa, por no lograr que sacerdotes abusadores fueran debidamente castigados. Mientras que un tal William Berkley, no perteneciente a sacerdocio y condenado por haber asesinado y violado a una adolescente hace diez años, fue ejecutado este jueves en Texas, aunque días antes Berkley aseguró que era inocente.
Por todos estos casos, varias organizaciones, entre ellas los teólogos de la asociación española Juan XXIII creen que el pontificado de Benedicto XVI "está agotado", que el Papa "no tiene edad ni mentalidad para responder adecuadamente a los graves y urgentes problemas que hoy tiene que afrontar la Iglesia católica".
Además reclaman al Pontífice que pida perdón públicamente "por el encubrimiento y complicidad del Vaticano, así como por los episcopados, involucrados en los casos de abusos sexuales".
La asociación Juan XXIII considera que se debe derogar "de inmediato" los decretos del Papa y de la Curia Romana, que durante décadas han impuesto silencio en los casos de abusos sexuales a menores, y reparan en que la organización de la Iglesia católica es "obsoleta" y que "responde más a una monarquía absoluta que al movimiento de Jesús".
Entretanto el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) acusó a algunos medios de comunicación internacionales de divulgar "reconstrucciones falsas" y "calumniosas" sobre la actitud de Benedicto XVI frente a estos escándalos, y acusan también a la masonería de estar tras de la campaña contra la Santa Sede.