Como subraya Murray, las declaraciones de Kerry sobre las intercepciones de comunicaciones de altos rangos militares del Ejército sirio no tienen una base sólida.
Según Murray, en Oriente Medio EE.UU. no tiene instalaciones comparables con el centro de Troodos, en Chipre, que pertenece al servicio de inteligencia británico GCHQ, lo que condiciona altos niveles de cooperación entre la CIA y MI6. "Troodos es altamente valorado por la NSA. El centro está monitoreando las líneas satelitales y de radio, así como el tráfico de microondas en Oriente Medio, desde Egipto y desde Libia oriental hasta el Cáucaso. Todas las comunicaciones telefónicas en esta región se captan por las plataformas de Troodos”, explica el exembajador.
La respuesta al enigma de Troodos es simple: Troodos no interceptó las comunicaciones, porque no existen. El Mossad las había fabricado
En este contexto, opina Murray, es muy difícil de suponer que las pruebas de la preparación del ataque químico por los militares sirios no hubieran estado disponibles para el Comité británico de Inteligencia.
“Por un lado, la explicación es muy simple. Las evidencias han sido provistas a EE.UU. por el Mossad, según me comunican mis propias fuentes bien informadas en los círculos de inteligencia de Washington”, indica Murray, agregando que actualmente a disposición del servicio secreto israelí no hay instalaciones con una capacidad similar al centro de Troodos.
“La respuesta al enigma de Troodos es simple: Troodos no interceptó las comunicaciones, porque no existen. El Mossad las había fabricado”, concluye Murray.
Asimismo, la postura oficial de Tel Aviv en el conflicto sirio fue claramente explicada por el embajador de Israel en EE.UU., Michael Oren, que en una entrevista con el diario 'The Jerusalem Post', subrayó que "queremos que Bashar al Assad se vaya, siempre hemos preferido a los chicos malos que no son respaldados por Irán antes que a los chicos malos que sí cuentan con el apoyo de Irán".