La tecnología digital llega a los cementerios

Una época de cambios llega a los pacíficos cementerios de Moscú. El año que viene se comenzarán a instalar allí las 'teletumbas' o lápidas digitales, que podrían revolucionar la relación de las personas con sus familiares y amigos que dejaron este mundo.

Una época de cambios llega a los pacíficos cementerios de Moscú. El año que viene se comenzarán a instalar allí las 'teletumbas' o lápidas digitales, que podrían revolucionar la relación de las personas con sus familiares y amigos que dejaron este mundo.

Equipada con una pantalla táctil, sensor de movimiento y baterías solares, la 'teletumba' permite incluir todo tipo de información multimedia sobre el difunto; en particular, fotos, videos, memorias, recuerdos de sus familiares y además posibilita al visitante interactuar con el dispositivo.

El autor de la invención, el inquieto artista moscovita Andrei Golovín, aspira a dar otra imagen a los cementerios con esta novedad. “La idea se me ocurrió en un cementerio. Ahí me di cuenta de que todas las tumbas tenían en común llevar el nombre y la fecha de nacimiento y de muerte. Y siempre hay un guión entre las dos fechas. Este guión representa toda la vida de la persona, pero uno no sabe nada acerca de estas personas y sus vidas. El propósito de este dispositivo es aprender sobre la vida de esta persona y no sólo leer un guión”.



Según el artista, es un asunto que se vincula con la forma en que las culturas se relacionan con la muerte. “En muchas culturas la muerte no es vista como algo malo. Por supuesto que es triste cuando tus seres queridos mueren. Pero es mejor alegrarse por la vida en vez de llorar porque ya no están aquí. El propósito de la 'teletumba' es tener algún tipo de interacción con una persona en lugar de sólo mirar una lápida”, opina.

Sin embargo, el proyecto ya ha generado detractores. Uno de ellos es Nikita Vysotsky, hijo del fallecido actor y cantante ruso Vladímir Vysotsky, que ha visto durante décadas cómo la gente recuerda a la figura de su padre en el cementerio y no está de acuerdo con la idea de las 'teletumbas'. "Creo que si alguien quiere saber más de una persona que está enterrada, lo mejor es ir a la biblioteca y averiguar cosas sobre su vida. En un cementerio uno debe ir con una disposición diferente, pensando en la vida eterna. Convertir un cementerio en una institución educativa es algo muy delicado".



Vysotsky considera que esta nueva manera de entender las tumbas desvirtúa el tradicional papel de los cementerios. “Me imagino a una multitud delante de un monitor, buscando información sobre las personas enterradas. Sería parecido a un Internet Café, creo que eso no es ético”.

Descansa en paz

Hay que decir que últimamente el camino al reino oscuro de Hades se ha hecho más confortable y agradable. Por una parte, esto se debe al desarrollo de las nuevas tecnologías, que han encontrado una aplicación activa bajo las losas de las tumbas. Los ataúdes de las personas acaudaladas a menudo se parecen a limusinas: se equipan con climatizadores, red móvil, tocadiscos, cajas fuertes, hasta con televisores.

Al mismo tiempo, muchos tratan la cuestión de manera más imaginativa. De este modo, algunos convierten sus tumbas en pequeñas galerías de pintura: llevan sus lienzos favoritos consigo bajo tierra o piden que sus féretros sean pintados. Siguiendo esta misma tendencia, cada modelo producido por la empresa estadounidense Last Supper, incluye adentro una reproducción de la obra 'La Última Cena' de Leonardo Da Vinci.



No es asombroso que el rito fúnebre se convierta en algo más caro. Por ejemplo, los funerales convencionales cuestan cerca de 14.000 dólares en Japón, mientras que el precio mínimo por este servicio en Tokio es de 50.000 dólares. Hace poco tiempo allí se ha abierto un nuevo cementerio de alta tecnología donde las tumbas 'salen al encuentro' de los visitantes: los parientes de un difunto reciben una tarjeta de plástico, la meten en un dispositivo especial y se les envía la urna funeraria a través de un transportador.

En Ghana, África, está muy de moda enterrar a los muertos en ataúdes con formas peculiares. Algunos de los más populares son en forma de cigarro, de automóvil, de fruta o de botella de Coca-Cola.

En EE. UU., donde estos peculiares ataúdes ya son muy habituales, existe una nueva tendencia: se planea organizar los sepelios en el espacio. El primer cementerio epacial, al que se ha llamado 'El Poder', podría inaugurarse en la Luna el próximo año.