Las declaraciones del mandatario israelí se producen en pleno 'deshielo' de las relaciones de Teherán y Washington. La intervención del presidente de la República Islámica, Hasán Rohaní, ante la Asamblea General de la ONU, así como la conversación telefónica que mantuvo con su homólogo estadounidense, Barak Obama, el primero dialógo de este formato desde 1979, podría ser el indicio de un cambio en el equilibrio de fuerzas regionales, estiman los observadores.
La actitud de Tel Aviv hacia el 'nudo sirio' es simple: 'Que haya peste en ambas casas'Asimismo, Tel Aviv, que reiteradamente califica a Irán de "lobo con piel de cordero", cree que Teherán puede "sonreír y hacer bomba".
Según el diario 'Haarez', el primer ministro israelí "ha dado las instrucciones a los miembros de su gabinete de ministros y a representantes oficiales del Gobierno de no comentar la comunicación telefónica entre Obama y Rohaní".
Paralelamente, el 29 de septiembre, Shabak, el Servicio de Seguridad General de Israel, informó sobre la detención el 11 de septiembre de un presunto ''espía iraní'' que llevaba consigo fotos de la embajada de EE.UU. en Tel Aviv. Según las fuerzas de seguridad israelíes, el hombre trabajaba para la Guardia Revolucionaria de Irán.
Las relaciones diplomáticas entre EE.UU. e Israel, que durante décadas ha sido su principal aliado estratégico en el Oriente Próximo, han pasado por momentos difíciles durante la última Administración de la Casa Blanca.
"Es más que probable que el presidente Obama haya dejado aquellos compromisos que EE.UU. tenía con Israel desde el punto de vista de la situación en Siria e Irán", explica Evguéniy Satanovsky, presidente del Instituto de Oriente Próximo de la Academia de las Ciencias de Rusia.
El experto considera que esto "vuelve a poner a los israelíes ante el hecho de que EE.UU. les ha vendido", lo que -recuerda- "no es la primera vez en la historia moderna". En este contexto, según Satanovsky, la actitud de Tel Aviv hacia el 'nudo sirio' es simple: 'Que haya peste en ambas casas'. Ante este nuevo escenario regional, Israel tendrá que otra vez "luchar por sí mismo", conjetura el experto.