Obama insistió en la necesidad de lanzar la reforma de sanidad aprobada por el Congreso en 2010 a partir del año fiscal que ha comenzado este 1 de octubre. "Para millones de personas en este país es una esperanza" y una oportunidad el acceder a un seguro médico al amparo de esta reforma.
El mandatario responsabilizó de la actual situación a los diputados del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, que "se negaron a proveer los fondos para el Gobierno por una cruzada ideológica". Advirtió que no va "a negociar con el Congreso para que pague lo que ya ha sido gastado".
Autorizar al Tesoro a que pague estas cuentas "es un voto de rutina" y no una concesión al presidente, agregó Obama. Pidió a la oposición a "reabrir el Gobierno lo más rápido posible" y permitir que los empleados federales recién licenciados puedan regresar al trabajo.
Según la información difundida anteriormente, al término del año fiscal 2012–2013 el Gobierno se vio obligado a despedir a unos 800.000 funcionarios. Según los cálculos oficiales, el cierre de varios departamentos no representará ningún tipo de ahorro, sino que costará al presupuesto federal más de 1.000 millones de dólares.